IV: Daisies hus

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Un olor dulce combinado con café empezó a confundirse con el sabor del cuero que había sentido en sueños. Un sueño que hace menos de un día había sido tan real como el calor que ahora sentía en su piel.

Harry abrió los ojos despacio y observó con cautela donde estaba, llevándose la sorpresa que, frente a la cama, una mesa con un florero lleno de rosas rojas se marchitaba lúgubremente. Parpadeó, confundido, y miró a su alrededor con los ojos entrecerrados: La habitación poseía en su interior una ventana amplia con un balcón que daba al pueblo, un baúl y armario; el suelo era de madera, mientras que, junto a la puerta, un perchero con un solo abrigo era iluminado por las velas en el candelabro del techo.

Estaba en una cama. Bien, eso estaba bien. Significaba que ya no se encontraba encarcelado en aquel frio manicomio, y con ese pensamiento, lentamente se sentó y miró por la ventana, viendo los faroles encendidos y el firmamento oscuro ser decorado por las estrellas. Iluminaban a los transeúntes, a las risas secas de hombres que iban por la avenida mezclándose con la música callejera. Recordaba haber llegado al lado bohemio y caer por las escaleras de un local, pero más allá de eso no tenía idea de como pudo llegar a esa cama, a esa habitación.

No tenía idea de donde estaba realmente, y entenderlo le erizó los vellos de la nuca. Alarmándolo.

Apartó el cobertor de un tirón e intentó levantarse, pero un estridente dolor en su tobillo y en el brazo le hicieron jadear. Se paralizó por unos segundos, mientas el dolor lentamente cesaba y comprendía que, al parecer, había caído en manos de un prostíbulo. Contempló su tobillo vendado, haciendo una mueca cuando el sonido de gemidos femeninos atravesó las paredes. Harry no estaba acostumbrado a oír aquel tipo de sonidos y con el dolor en su cabeza, aquello fue torturador.

Pretendió ignorarlos mientras tocaba su pie, pero la puerta fue abierta y una chica de cabellos oscuros y ondulados cruzó el umbral, cargando una bandeja con comida en sus manos.

Harry quedó congelado.

—Oh, ya despertaste —dijo ella, sonriente. Harry cubrió su pecho con las sábanas y se arrastró por la cama hasta apegar su espalda con la cabecera de la cama, respirando con dificultad —. Calma, calma, no tengas miedo.

—¡No te acerques! ¿D-dónde estoy? ¿Quién eres tú?

La chica dejó la bandeja sobre la mesa y se quedó junto a ella unos minutos, mientras Harry la observaba con paranoia. No podía fiarse de cualquier persona, sabía, a su mala suerte, que lo buscaban por la muerte de esos guardias y por escapar. Aunque esa chica se mostrara inocente no bajaría la guardia. Pasó saliva, sintiendo los ojos llorosos.

La chica dio un paso, alzando sus manos a la altura de su pecho.

—Todo está bien, nadie te hará daño. No hay de qué preocuparse.

Su voz sonó suave y amigable, sin embargo, Harry la miró con desconfianza, aferrando más sus manos al cobertor.

—Quiero saber dónde estoy. —reiteró con la voz un poco temblorosa —. Oh... oh gritaré y te... te golpearé.

Ella corrió una de las sillas de la mesa circular y tomó asiento, pasando una pierna por encima de la otra. Usaba pantalones de cuero y un corsé que amoldaba su cintura y pechos.

—¿No es descortés de tu parte amenazarme cuando literalmente te salvé la vida? —Dijo ella, tomando en su mano una rodaja de lo que parecía ser manzana —Estas en el —Harry cubrió más su cuerpo con el cobertor al entender la insinuación. Su estómago se revolvió al imaginar que pudieron hacerle mientras dormía. —Este es el prostíbulo de Madame Lane, para ser precisa.

—¿Q-qué me hicieron? ¿Qué me harán? ¿Qué quieren de mí?

Las preguntas brotaron de su boca como agua hervida que estuvo conteniendo ahí dentro. El miedo le hacía ver puntos rojos en las esquinas de sus ojos. La chica sonreía mucho para tener a un extraño en su cama. Un asesino, y un fugitivo de la ley. Harry acercó sus piernas a su pecho mientras se sonrojaba levemente, acción que tuvo que detener al sentir el punzante dolor en su tobillo. Siseó, haciendo una mueca.

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora