XXX: Secuelas y la pequeña Delia

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ERIK

A veces, dolores punzantes se posaban detrás de sus ojos e invadían todo su cráneo hasta entumecerle el cuello. Erik describía el dolor como si alguien se hubiera metido dentro de su cabeza y le apretara desde adentro los sesos. Una y otra vez, con una lentitud y presión mortal. Cada dos o tres días a la semana lidiaba con estas incómodas secuelas que obtuvo desde que despertó en el hospital. Totalmente tullido, enfermo, con suturas en su rostro y abdomen. En muchas oportunidades se cuestionaba si el haber sobrevivido era por un propósito en concreto, pero, su respuesta era resuelta con la misma rapidez en la que aquellas punzadas aparecían.

Erik intentaba entender todos los días qué le ocurría, por qué las cosas más normales y notorias se esfumaban de su memoria cuando se enojaba. Huían de él como si intentasen protegerlo o martirizarlo hasta enloquecerlo. Quedaba tan vulnerable cuando llegaban los vacíos en su memoria, que lo único sensato que lograba hacer era esconderse en una esquina de la habitación y esperar, esperar a que todo volviera a estar como antes.

Sin recordar, no podía defenderse, sin recordar, no era más que un cuerpo inerte que servía para comer y respirar. Era realmente frustrante quedar mirando a la nada, con el corazón palpitante de enojo y la sensación de haber tenido algo en sus manos con tanto peso, para luego sentirlas ligeras y frías. 

Aún no encontraba remedio para su pérdida de memoria, el doctor Basil tampoco lo ha conseguido en su tiempo encerrado en el castillo bajo su orden. Según el médico, no recordar se debía a su caída del segundo piso. Su cabeza sufrió un golpe tan agreste, que le pudo provocar secuelas aún peores que aquellas. Una caída causada por Harry, su hermano menor, que resultó ser su cuñado; una noticia bastante repugnante que intentaba no analizar. Louis y Harry eran los únicos nombres que lo perseguían, que por mucho sus recuerdos se desvanecieran, el sentimiento de rencor e ira se mantenían. El nombre de Harry se había grabado a fuego en su piel, pasó de ser una mera carga patética, a ser su más grande villano.

Erik podía decirle a cualquiera cómo nunca le agradó el príncipe menor. Como hubo algo en él, en su postura e ideología, que no encajó jamás con la suya. Que cuando Erik miraba a Harry, sentía tanto fastidio, que se le era imposible no decirle nada en la mesa para avergonzarlo. Desde pequeño no soportó su voz, su presencia tan dócil. Erik pedía mentalmente que algún día aquel capullo terminara de florecer para que dejara de temer. Sin embargo, aunque fue un verdadero asno con él y muchos creyeron que lo asesinaría... Erik lo quiso, y lo hubiera protegido si se lo hubieran pedido, después de todo, eran hermanos. Pero Harry lo lanzó por la ventana, le dio la espalda a él y toda la familia, prefiriendo a un hombre ajeno que llegó al castillo solo para asesinar, que a su sangre.

Harry no fue como Philip, en realidad, nadie jamás sería como él.

Philip fue el único de los tres que tuvo la valentía suficiente para seguir los pasos de su padre, para hacerse cargo de sus errores y seguir resplandeciendo a pesar de vivir bajo luces grisáceas. Luchó por ser el hombre que debía sostener el castillo, y Erik siempre lo admiraría por ello, por soportar tanto y jamás verlo flaquear. Su muerte le dolía recordarla, mucho más que lo hubiera apartado y ocultado la mejor noticia del mundo. Aunque, claro, si Philip hubiera llegado a ser padre, él habría sido sacado del trono como una simple basurilla para dárselo al verdadero heredero que comenzaba a gestarse en el vientre de Donna.

Verdadero...

Erik sentía su sangre hervir.

Mucho enojo bullía en sus venas cuando recordaba de donde realmente provino y lo que habría sido si Alastor no lo hubiera sacado de los brazos de su madre siendo un recién nacido. Era un dilema ahora, porque podía ver con nitidez el capricho que tuvo Katia con él. Su sobreprotección y amor enfermizo que le dio desde que tuvo consciencia, pero también la calidez de madre, un corazón que realmente lo amó.

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora