—Por favor, no saltes —apresuró en decir Harry, jalando a Erik para que se alejara de la orilla.Erik no apartó sus ojos de los de él mientras su hermano lo alejaba de la orilla del rio, completamente extrañado y a la vez confundido. ¿Por qué Harry pretendía salvarlo? Por qué... Frunció el ceño, intentando comprender, a la misma vez que veía a Louis y a las personas que venían con ellos rodearlos como buitres carroñeros. Erik respiró hondo al entender que, si aceptaba el perdón de Harry, no tendría otro final que ir a las mazmorras. El lugar donde su padre lo castigó, donde él estuvo indefenso y frágil. No volvería ahí para ser la burla otra vez. Si tuviese un castigo, sería uno digno. Tomó a Harry por el cuello de la camisa. Un único pensamiento cruzó por su cabeza en ese momento.
—Deja de ser tan bondadoso de una vez —farfulló, apretando la camisa en sus dedos —. Yo no iré a las mazmorras.
—Y yo no dejaré que mueras aquí.
—¿No lo entiendes? No quiero seguir viviendo. Estoy enfermo. —Harry negó frenéticamente, dejando de caminar —. No quiero tu estúpido perdón.
—La mereces... todos merecemos una segunda oportunidad...
Erik quiso llorar. Pero se tragó las lágrimas. En su corazón solo la quemazón del odio se sentía, como un mar furioso imposible de calmar. Harry... él nunca aprendería ¿no? Él nunca permitiría que la venganza, el rencor, lo que fuera, le hiciera asesinar o cometer actos impensables. Y maldita sea, eso era justamente lo que odiaba de Harry. Esa ingenuidad que, a pesar de todo lo que vivió, no se perdía jamás.
Hasta ahora.
Erik, sabiendo que Harry le estaba dando una segunda oportunidad, no la aceptó. Miró a Louis, a la gente que solo esperaba verlo atacar para irse sobre él. Y, lentamente, su rostro cambió. La misma sonrisa peligrosa que tanto Louis como Harry conocían alumbró en su rostro. Miró a Harry, quien, al instante, cambió su expresión apenada a una aterrada.
—Erik...
—Al parecer no aprendiste nada estos años... y, al parecer, nunca lo harás. A gente como yo no nos importa el perdón.
Erik golpeó el rostro de Harry con su puño. Sus nudillos se incrustaron en su pómulo y nariz, consiguiendo que Harry soltara su bíceps y cayera a la nieve. La sangre salió inmediatamente de su nariz, sin embargo, ver aquel color, hizo a Erik reír. Había crecido y visto tanto ese color carmesí que resultó gracioso entender ahora que se había convertido en su color favorito. Retrocedió nuevamente, riendo, pero Harry extendió su brazo por la nieve y capturó su tobillo con una de sus manos, haciéndole caer a la vez. El rostro de Erik golpeó la nieve, la cual se pegó a su piel. Soltó un gruñido.
—¡Maldito y patético niño! —masculló en voz alta. Tomó un puñado de nieve y se lo lanzó.
Harry, que estaba arrastrándose hacia él, no dejó de hacerlo cuando la nieve se estrelló contra su cabello y escurrió por su rostro ahora manchado con su propia sangre.
—No vas a morir —masculló Harry, subiendo a la espalda de Erik —, no puedes irte tan fácil.
Erik jadeó, se giró y golpeó el abdomen de Harry con su rodilla. Rápidamente, quedó él sobre su cuerpo. Sin lamentos apresó su cuello y comenzó a estrangularlo mientras lo hundía contra el suelo. El cabello de Harry se mezcló con la nieve, a la vez que sus ojos se abrían de par en par y la sangre escurría por sus fosas nasales. Harry abrió la boca, alzó sus manos para empujar a Erik, pero cambió de idea al ver su oportunidad.
Harry rodeó el cuello de Erik con sus manos y apretó tanto como el dolor le indicó. Había pensado, incrédulamente, que Erik aceptaría una oportunidad. Que podrían acabar en buenos términos, pero... Pero un demonio realmente no merecía habitar entre los mortales.

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Mariposa (ls)
FantasyCuando el príncipe Harry huye de Ribëia con Louis, su vida se torna oscura y despiadada. Creyendo que afuera encontraría libertad, la vida le muestra su cara más dura y las pesadillas que intentó dejar en aquel castillo regresan con más fuerza. Har...