XL: El chico que me enamoró

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La noche llegó fría y silenciosa. La nieve se veía como pequeños manchones de tinta en el enorme lienzo de oscuridad afuera. Harry y no podía apartar la mirada de la ventana, temía que en cualquier momento Erik apareciese y lo aplastase como a una simple chuchería barata. Su corazón no dejaba de latir con ímpetu, podía oírlo en sus propios oídos y notarlo golpear contra la piel de su cuello, pecho y manos.

Se abrazó a sí mismo y fue hasta la cama, la única cosa que había para sentarse tras la destrucción de Louis cuando estuvo encerrado. Él lo miraba fijamente, sus labios parecían sellados y no dispuestos a abrirse para mantener una conversación amena. Harry sentía sus nervios ponerse peores ante esto.

El hecho de que volviera a esas murallas, a esas habitaciones silenciosas y oscuras, le traía muy malas emociones, como también buenas. Los pasadizos seguramente continuaban por ahí, totalmente ajenos a su dolor e incertidumbre. Erik apenas se oía, los guardias también, nada más que el sonido de su respiración nerviosa junto a las ramas de los árboles repicaba en la habitación en la que estaban.

Louis tomó la mano de Harry al ver como no dejaba de mover su pierna frenéticamente y la llevó a sus labios para besarla, sin embargo, el rizado no apartó sus ojos de la tempestad exterior, haciendo que con la libre rodeara una de sus mejillas y le girara la cabeza. Harry lo miró apenado, un poco asustado. La noche era perfecta a parecer de Louis y, de ser otras circunstancias, la habría aprovechado para mostrarle a su chico cuanto lo amaba, pero la realidad, la desastrosa y tortuosa realidad una vez más los acechaba, diciendo que tal vez ya no existiría otra oportunidad más que esa.

Acarició sutilmente el mentón de Harry con su dedo pulgar y le sonrió tranquilo para calmarlo. Quiso grabar por ese momento sus ojos, aquellos orbes parecidos a brillantes y costosas esmeraldas que jamás podría comprar mientras lo miraban con pavor oculto. Subió su mano por su mejilla y le acarició el pómulo frio, Harry no cerró sus ojos, los mantuvo fijos en su rostro, tal como él lo hacía mientras continuaba repasando sus suaves nudillos con sus labios.

Nunca dejaría de preguntarse qué hizo para merecer a alguien como Harry después de todas las vidas inocentes que arrebató con esas mismas manos; de todas las palabras hirientes que le dijo en ese castillo cuando se conocieron. Jamás dejaría de cuestionarse porque de entre tantos, Harry lo eligió a él, a un pobretón como decía Erik, a un don nadie que buscaba aprovecharse de la buena voluntad de otros para sobrevivir, de un miedoso que no dejaba el pasado atrás.

Louis estaba seguro de que, si él llegaba a morir mañana, no dejaría de buscar a Harry en esa vida o en las siguientes. No se daría el lujo de cambiarlo por otros, no elegiría otras joyas, cuando frente a él tenía oro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Harry suspiró con pesadez. Louis apartó sus labios de su mano y ladeó la cabeza al ver que los ojos de su chico se habían cristalizado.

—¿Puedes besarme? —susurró Harry casi en un hilo de voz, mirando a sus labios finos. Louis no se había percatado que sus propios ojos ya comenzaban a humedecerse ante las caricias de despedida que dejaba en el rostro del rizado —. Por favor.

Louis asintió sin sonreír. Una punzada en su pecho le advirtió que grabase como nunca esa noche, cada facción de Harry, cada lunar y cada marca que pintaba su exquisita dermis pálida. En un movimiento rápido unió su boca con la de él, tosco. Harry gimió adolorido cuando Louis adentró su lengua en su boca y le sostuvo la cabeza por la nuca, cuando su mano le apretó el brazo con fuerza.

Louis cerró sus ojos y se perdió en el calor de la boca del chico que lo enamoró desde el primer día, en cómo sus dientes chocaban con los suyos ante el descompás de la desesperación que los invadió. Enarcó sus cejas en dolor cuando las manos de Harry se dirigieron a sus mejillas ¿Por qué sus dedos parecían querer enterrarse en él? entonces lo comprendió, Harry también grababa en su memoria las facciones de Louis, su despreciable ojo y su despreciable carácter silencioso. Respiró hondo cuando se separaron y miraron sus afiebrados labios.

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora