XXXIV: En el despacho del barco

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1 DÍA

Después de que todos terminasen de comer un estofado hecho por Astrid y Niall el siguiente día, Harry salió a mirar el nuevo paisaje que los rodeaba. Poco a poco Flämann se hacía notar. Su ruido y aroma se palpaban genuinamente bien en su boca, causando que una emoción salvaje se apoderara de sus extremidades.

Había sido una mañana estupenda, nada en comparación a lo que había pronosticado. Su relación con Louis mejoró considerablemente la semana del viaje, y la confianza que creyeron perdida fue fácilmente retomada. Harry culpaba a los meses que estuvieron separados, al estar ambos en partes diferentes esperando lo peor, les hizo incluso olvidarse de quienes habían sido ellos mismos. Sin embargo, ya no existían razones para entristecerse, o por el momento, no encontraban algunas, Louis prometió abrir su corazón a una nueva vida en el castillo, ver aquellas ruinas de manera positiva al igual que él.

Aunque, Harry sabía que no estaba en posición de decir que le emocionaba del todo vivir ahí. Aquel lugar le hizo convertirse en la peor versión de sí mismo, como también, le permitió revelar partes que no conocía. Era un pequeño dilema que ambos tenían y que Harry apostaría a que los superarían con tiempo y amor.

Si él era rey, todo cambiaría.

Dejó de caminar por cubierta cuando a lo lejos vio a Zayn sentado en un pequeño montículo de madera, el chico parecía abrazar sus piernas mientras sus ojos contemplaban el suelo, perturbado y nostálgico. Inevitablemente frunció el ceño, las campanadas de alerta se activaron cuando recordó la confesión de Louis los días pasados acerca de la vulnerabilidad física de Erik. Dubitativo ante acercarse y aclarar las cosas, Harry se mantuvo en su lugar en silencio, esperando a que Zayn fuera el que decidiera tomar la iniciativa. No se hallaba tan valiente posterior al malentendido en el pasillo.

No pasaron más de cinco minutos y Harry vio por el rabillo de sus ojos a Zayn caminando hacia su lado. El rizado alzó el mentón, demostrando que no flaquearía cuando por dentro temblaba de vergüenza. Zayn miraba algo en sus manos, su cabello oscuro ya rozaba sus hombros y tocaba el puente de su nariz. La vida que llevaban los había empeorado. Harry sintió lástima de su aspecto andrajoso.

Tensó la mandíbula cuando lo escuchó suspirar una vez llegó a su lado.

—Príncipe Harry, perdóneme si lo molesto. —dijo Zayn, viendo a Harry girarse para quedar frente a frente a él, con las brazos a los costados de su cuerpo luciendo relajados. Zayn se acarició el cuello —, necesito hablarle de algo urgente.

"¿Decidiste decirme a quién le temes?" pensó Harry, pero a cambio, su voz y palabras sonaron mucho más cuidadosas y amables de lo que esperó.

—¿Qué ocurre, doctor Zayn?

—Es sobre lo que me ha preguntado el otro día, cuando... se puso furioso. —Harry tensó sus labios en una línea al recordarlo. Zayn llevó su mano a su pecho —. He decidido explicarle.

Harry tragó y analizó las palabras del doctor cuidadosamente. Su mirada apenas había cambiado, continuaba con el brillo miedoso que llevaba desde su encuentro en la taberna. Harry no apartó la vista de Zayn. Era extraño que un día antes de llegar a puerto le quisiese explicar lo que él intentó averiguar desde mucho antes. Lo miró con desconfianza.

—¿Explicar qué?

—Lo que Louis ha dicho sobre Erik.

Harry sintió una fría corriente subirle por los pies hasta alcanzar su coronilla. Con la simple mención confirmó que Erik realmente estaba mal. Miró a su alrededor en busca de sus amigos, pero estos probablemente se hallaban descansando lo poco que quedaba de día, no le quedó más remedio que asentir a la propuesta de Zayn. El doctor lo condujo hasta donde se había sentado con anterioridad. Desde ahí, las montañas y colinas quedaron a la vista frente a Harry, quién rápidamente notó la humedad del aire empaparle la nariz.

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora