XIV: El que sabe todo

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—Habla ahora o te partiré el cuello en dos. —reiteró Harry, con las mejillas rojizas mientras mantenía el cuchillo en el cuello de Niall —¿Qué pretendías hacer?

Niall sonrió trémulamente, lo que pareció más una mueca distorsionada cargada en terror. 

—A-amigo yo... —Niall tragó grueso, poniéndose en puntillas para escapar del frío filo del arma cuando Harry ejerció un poco más de presión —. Joder, esto es peor que ser golpeado por los... clientes.  

—No soy tu amigo. —dijo Harry, lo más serio y autoritario posible, a pesar de estar temblando por dentro —. Solo quiero pasar la noche, ¿por qué me ibas a encerrar? 

Niall no dejó de mirar sus ojos, tragando grueso mientras se encogía de hombros, realmente no sabía que decir o por dónde empezar. En Terian ocurrían muchas cosas, y muchos buscaban a Harry, tenerlo frente a él era casi una bendición de los dioses. Harry respiró hondo y relamió sus labios, sintió como la sangre empezó a bullir gracias a la nueva traición.

—Astrid depositó su confianza en ti y tú me haces esto.

—No eres su amigo. —irrumpió Niall, sin pizca de simpatía. Harry apretó los labios —. Y nunca lo serás.

Sus cejas se contrajeron ante la verdad de sus palabras. Astrid nunca sería su amiga y crearse esa ilusión era de pobres infantes queriendo escapar de una realidad tormentosa y gris. Era tonto por su parte volver a jugar aquel juego.      A pesar de tener un espinoso nudo en la garganta, no flaqueó. 

—Quizás, pero al menos yo no la traicionaría. —Niall curvó los labios y una burlesca risa brotó de su boca cuando oyó sus palabras. Harry frunció el ceño, cediendo un tanto por la repentina vergüenza —¿Q-qué es gracioso? ¿Por qué te ríes? 

—Vamos, es casi patético como intentas darme miedo.

De un segundo a otro, Niall alzó su pierna y sacó un cuchillo desde su bota. Harry dejó de respirar cuando la punta fría y mordaz punzó en su vientre. Ahora, ambos se miraban fijamente, esperando el momento oportuno para atacar. Harry lo comprendió de inmediato, Niall estaba acostumbrado a esto, sabía como lanzar sus cartas, a diferencia de él, que esta era la primera vez que atacaba a alguien con un arma. Respiró hondo, su mano en donde sostenía el cuchillo con tanta fuerza comenzando a temblar. Niall continuó sonriendo, alzando una ceja con socarronería. 

Su rostro se tornó petulante y odioso. Harry tal vez se habría contagiado de ella en un momento, pero después de esto, después de ver con que clase de amistades se estaba relacionando, no pudo bajar la guardia. Llevó el cuchillo al estómago de Niall y le golpeó la nariz con su frente. Todos sus rizos se le vinieron encima por el movimiento. 

—¡Cállate y dime que ibas a decir! —Niall jadeó y puso los ojos en blanco, varias lágrimas rodaron por sus mejillas —¡Habla! 

La puerta fue abierta de golpe en ese instante, y ambos chicos miraron a la figura que se paró frente a ellos mirándolos con confusión. Astrid tenía su cabello mojado y vestía pantalones con una camisa abotonada hasta el inicio de sus clavículas. Al verlos contrajo el ceño en dolor, tiró sus zapatos a la habitación y cerró la puerta de un portazo. Harry no flaqueó ante su mirada molesta, eran ellos o el traicionero de Niall. 

—¿Puedo saber que está pasando aquí?

Harry volvió a mirar a Niall, entornando los ojos mientras esperaba una respuesta por su parte. Niall respiró hondo, y comenzó a lanzar tantas palabras como se le fue posible, dejando a Harry casi boquiabierto. 

—¡Me atacó Astrid, sin razón, sin un por qué! ¡Está loco! ¿Le viste lo que trae en sus sienes? ¡Es un enfermo, un intruso, un maldito loco de manicomio! ¡Tienes que separarte de él ahora mismo! —Harry negó para sí mismo —¡Me quiere matar Astrid, ayúdame! 

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora