El mayor problema que se presentó los días siguientes fue el tobillo de Harry. Por ninguna circunstancia cedió a mejorar en los dos días que estuvo metido en aquel burdel de las chicas "Margarita" como decía Astrid, lo que hizo que la impaciencia e incertidumbre de lo que podría ocurrir si los guardias lo encontraran comenzara a ponerlo nervioso.No tenía un plan, como tampoco un lugar a donde ir, pero tenía la certeza de que cualquiera que no fuera aquel pueblo cercano al manicomio era bueno. Había pensado en preguntarle a Astrid donde ir, qué camino tomar para llegar al puerto, quizás, estando allí, se le ocurriría un plan o un escape. Esperaba que aquella chica tuviera una solución porque por cómo iban sus días, ella era lo único que tenía por ahora.
Se levantó de la cama y caminó hacia el armario de Astrid. Echando un vistazo a la puerta, buscó algo que ponerse para poder irse. La mayoría de las prendas eran vestidos y corses, blusas y faldas, nada que le pudiera servir. Chasqueó la lengua, cerrando las puertas del mueble para agacharse y buscar en el baúl. Recordaba que Astrid mencionó que hombres que frecuentaban el burdel dejaban ropa en las habitaciones, esperaba conseguir algo.
Mientras revolvía las prendas y se llenaba la nariz con el aroma a madera húmeda, la imagen del guardia que apuntó a Louis con la escopeta cruzó voraz ante sus ojos, cerrándole la garganta. Por alguna razón necesitaba encontrar a ese hombre, cortarle la garganta y verlo desangrar mientras se aseguraba de que su rostro fuera lo último que viera. Necesitaba vengar la muerte de su esposo para que descansara en paz, y no se daría por vencido hasta encontrar su cuerpo. No le importaba si en su camino se topaba solo con huesos, tenía que darle un descanso digno a quien lo dio todo para sacarlo de su miserable vida.
Finalmente encontró una camisa de color marrón, vieja y algo desgastada, junto a unos pantalones de cuero demasiados anchos para él. Los sacó, apenas interesado en si la ropa estaba en buen estado o le quedaría bien. Regresó a la cama y se vistió. Ató sus rizos con una pequeña cuerda de cuero y se quitó el camisón por la cabeza. Rápidamente sus costillas asomaron avergonzadas, las cicatrices blanquecinas, ganadas por sus luchas en el manicomio, pintaban en su pecho y caderas. Harry se contempló ahí sentado, vio estrías en sus muslos, manchas marrones, piel seca. Estaba hecho un desastre desde que Louis murió. Era un cadáver, un espíritu sin propósito que yacía deambulando por esta tierra.
La camisa le quedó ancha de mangas, y el pantalón algo suelto en la cintura. Necesitaba suspensores o en cuanto diera un paso, los pantalones caerían hasta sus pies. Harry buscó con la mirada una vez más en el armario, pero solo había vestidos y zapatos de colores, como también muchos antifaces con plumas. Dejó todo como estaba y se arrodilló frente al baúl, encontrando un par de color gris. Los tomó y cerró el baúl, a la vez que la puerta era abierta.
Harry se puso de pie, ocultando el par de suspensores detrás de su espalda mientras veía a Astrid cruzarse de brazos y mirarlo de pies a cabeza.
—¿Por qué estás vestido? Tu tobillo aún no sanó.
—Esta lo suficiente sano como para irme.
Astrid resopló y cerró la puerta mientras apoyaba su cabeza en ella. Su rostro estaba exhausto y ojeras muy pronunciadas decoraban bajo sus parpados. Harry se sintió mal por haber estado usando su cama.
Durante los catorce días transcurridos pudo saber varias cosas de Astrid, una de ellas, que no era una persona chismosa. El hecho de que la policía todavía no rondara por ahí para llevárselo era una gran prueba. Dos: tenía carácter fuerte, ya que, durante las noches, cuando una injusticia ocurría en el burdel, su voz furiosa hacia temblar la casa de Daisies Hus, justamente cuando los hombres no entendían una negativa a sus peticiones. Tres: cantaba muy bien y cuatro: su rostro lúgubre y triste no se iba en ningún momento.

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Mariposa (ls)
FantasíaCuando el príncipe Harry huye de Ribëia con Louis, su vida se torna oscura y despiadada. Creyendo que afuera encontraría libertad, la vida le muestra su cara más dura y las pesadillas que intentó dejar en aquel castillo regresan con más fuerza. Har...