XV: Nuevo aliado

37 6 7
                                    




Harry no soltó a Niall de la silla por precaución, pero sí dejó una bolsa con algunas joyas que le quedaban en la mesa de la habitación para reafirmar lo que dijo anteriormente. Los ojos de Niall babearon al ver la corona que alguna vez le perteneció a Harry, y los anillos que solía utilizar en su vida como príncipe. Era lo último que le quedaba como recuerdo de su pasada vida, pero realmente no le importó deshacerse de ellos por una información tan crucial como la que obtendría de Louis.

Harry juntó sus rodillas y apoyó sus manos sobre sus muslos, expectante. Su rostro de pocos amigos no había cambiado y el de Astrid seguía contraído en molestia a un lado de Niall. Lista para golpear al chico con la cicatriz en su mejilla por si se atrevía a pasarse de listo.

Bien, habla. —dijo Harry, sin apartar la mirada de la ventana. El sol de la tarde ya comenzaba a entrar por ella.

Niall carraspeó antes de comenzar a decir:

—Primero quiero saber si esas joyas son reales —Harry alzó una sola ceja. Niall se encogió de hombros haciendo una mueca petulante —, entenderás que las cosas están pésimas aquí. No quiero que me estafes.

Harry contó mentalmente para no estallar y golpearlo. Inhaló hondo y tomó uno de sus anillos con un rubí tan rojo como la sangre. Le dio vueltas entre sus dedos, sonriendo de lado cuando escuchó la risa de Philip, de Margaret o los cantos de las cocineras cuando debían preparar chocolate caliente en invierno. Todos ellos lo abrazaron por la espalda maternalmente, susurrándole con armonía que siempre estarían para él. No había sido tan mala la vida en el castillo, claro, siempre y cuando supiera que recuerdo elegir para traer de vuelta. Al mirar a Niall, su sonrisa se esfumó y fue reemplazada por un rostro impaciente. Se levantó, el chico se tensó cuando se paró frente a él.

—Son reales. —se limitó a decir —. Ahora deja de dar la hora y habla, o cambiaré de parecer y te llevaré conmigo como rehén.

Niall cerró los ojos en un intento de no hacer rodar los ojos. Harry lucía tan inofensivo que se le era imposible creer que sus amenazas podrían ser cumplidas. Seguramente lograría escapar de sus manos empleando un simple estornudo, aunque, luego de recordar cómo había sido acorralado por el cuchillo... Niall pensó dos veces antes de soltar un comentario burlesco. Sintió que le tomaban la mano, abrió los ojos y vio como Harry deslizaba el anillo por su dedo anular. Torció una sonrisa y movió sus dedos. Se veían increíbles.

—Espero que no me engañes otra vez. —advirtió Harry. Niall hizo una reverencia a pesar de estar atado en la silla.

—Como desee, su majestad. —relamió sus labios mientras Harry iba a su anterior asiento y apoyaba sus codos en sus muslos. Niall comenzó a retroceder en sus recuerdos, justo a los meses pasados, cuando la primavera se tornaba opaca y las hojas verdes cambiaban a rojo. Entrecerró los ojos, las escenas regresaron al instante ¿Cómo olvidarlo? No todos los días se veía a alguien con esas características —Fue una noche que él apareció abajo, tenía el pelo desordenado y su ojo, joder, era espeluznante. 

Harry clavó los suyos en Niall como si fueran espadas. Apretó la mandíbula y carraspeó. Y aunque quiso objetar, no abrió la boca para contradecir lo que el cantinero había dicho, desde antes sabía lo que causaba Louis en otros cuando veían su ojo blanco por primera vez, pero se abstuvo de armar otro lío.

Niall continuó hablando:

—Había pedido una cerveza y bueno, yo... iba a entregarlo, después de todo están dado recompensa por ambos. Pero, debo decir que él es peor que tú. Entre tú y él, tú eres un ángel. Este chico me tiró al suelo de una golpiza y me pisó la cabeza. —miró a su amiga a su lado —¿Puedes creerlo Astrid? Quiso pisarme como a una cucaracha. —Astrid negó para sí misma —. Dijo que se iría a Ribëia y que no me dejaría vivo si yo hablaba. 

Mariposa (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora