Tengo otro reproche y ya sé que suena a resentimiento, pero sí, es un reclamo, una denuncia que para mí tiene todas las pruebas para un encarcelamiento: ¿Por qué me besabas si ya no me amabas?
Contesta, ¿qué clase de objeto veías en mí? Amanecías y te daba por mentirme con los labios cuando en tu corazón yo ya no tenía ningún espacio.
Me usaste, como se usa un atuendo que no te gusta, pero es cómodo, aunque sabes que en cualquier momento vas a tirarlo. ¿Por qué ser tan despiadado?
Mírate al espejo un momento, cariño, soy humana, no tienes más valor tú que yo, no podemos desechar a las personas después de jurarles todo, no te pedía que te encadenaras a mí, pero siempre te pedí que no me lastimaras y pareciese que todo lo que querías era eso, dañarme con todas las instrucciones que te confié de cómo desarmarme.
Pd. Sí, te las di porque pensé que jamás las usarías.
ESTÁS LEYENDO
Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora