Él me besó, y no huí, pero confieso que solo pensé ti. Me perdí en sus labios imaginando que estabas en de regreso, hasta que abrí los ojos y te desvaneciste, era Helios.
Reaccioné tarde, quise alejarme, pero vi su sonrisa y el brillo en sus ojos con mi reflejo en ellos seres hermosa» me dijo. Y al escucharle aquella palabra, vino tu voz a mi mente diciendo todo lo contrario, y ya no pude creerle.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora