No me amabas, pero tampoco querías dejarme.
No querías estar conmigo,
pero tampoco querías que me alejara.
No me dabas tiempo, pero querías que mi tiempo fuera tuyo.
En pocas palabras
yo era ese mueble roto que no queremos tirar porque lleva muchos años en casa.
Lo peor es que yo me estaba conformando con tener ese papel
de
mueble ro-
To.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora