Te odio,
por hablar, por andar, por respirar, por existir.
Odio cada día que pasaste conmigo, odio tus promesas y cuando decías quererme.
Odio que camines por la cuidad como si no hubieras hecho nada, que te olvides que de tu mano llevas mi coraza manchada de sangre, y dejas huellas de mí en forma de pisadas.
Odio tu voz,
odio escucharla, odio que me hablen de ti y fingir que no eres nadie, que no te conozco o tal vez sí, pero nada que importe.
Odio tener tus fotografías, odio no poder romperlas, hacerlo y volver a unirlas con pega.
Odio tener aún los boletos del cine, recordarlos y sonreír,
odio mi sonrisa que trata de ti.
Te odio por todas las noches en las que me dejaste esperando una llamada, te odio porque no es tu culpa, yo jamás debí esperar nada.
Te odio,
como jamás pensé amar a alguien.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora