No quería que llegara este dia, hoy vendrá toda mi familia con más y más platillos llenos de carbohidratos y grasas que mi lengua no pasa. Todos quieren echarme a perder esta carrera que me he propuesto ganar. No me gustan estas cosas porque tengo que esforzarme por no mirar nada y por no hacer ruidos que dejen sospecha.
Me he subido a la báscula una vez más y dice que son cuatro kilogramos menos, pero siento que es porque me ha dado miedo hasta el agua y es que, si bebo ese vaso, subiré quinientos gramos y no quiero que esa flecha se mueva, porque cuando lo hace escucho más gritos en mi cabeza. Y lo que quiero es estar en paz, por lo menos hoy, sentir que, quizás, como por arte de magia se estanquen los recuerdos en lo que queda del año, puede que me pegue ese espíritu del nuevo comienzo y me sienta lista para salir de este hoyo. Quizás mañana podré ir a caminar y mirar el océano sin sentir nostalgia, verlo y no ver más tus ojos, escucharlo y no escucharte, sentirlo y no pensar en tus manos, oler la brisa y no pensar en tu cuello cerca de mi boca, puede que hoy sea el último día.
Olvidarte es el único deseo que le pido a mis doce uvas.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora