Los olores se hacen más fuertes con el paso de los días y no puedo dejar de pensar en todas las cosas dulces que me acechan, los caramelos me gritan, el chocolate implo ra por mis labios, los panecillos azucarados me acosan en cada esquina, me tiemblan la mandíbula y las manos, me siento nerviosa y cansada. Me duele admitir que tengo hambre, que ya no aguanto, pero no quiero que se aparezca el adefesio del espejo, quiero salir de este cuerpo, quiero que me veas como lo que conociste.
Quiero recuperarme.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora