Como toxicomana he tenido otra recaida y he decidido buscar tus fotos porque por poco sentí que no llegaba al siguiente día. Me enganché y me las bebí todas, queriendo atesorarlas e incrustármelas en los brazos y en el tórax. Me sentí como psicópata observándolas de pies a cabeza, mirándolas como si fueran a moverse o a hablarme.
Lei otra vez cada una de tus cartas, imaginando que es tiempo presente, que me las has dado hoy y nada malo ha pasado. Por ahí leí un perdóname, y si lo dices ahora lo aceptaría, aunque esa fuera mi condena perpetua.
Llevaba un tiempo récord sin tocar el baúl, pero hoy no pude más, rompí mis reglas, obtuve mi dosis. Esto es, soy una mujer en rehabilitación de ti.
Así es salir de una adicción, te levantas y caes, pero un día esto no me dolerá más, y te recordaré sin querer buscarte, y veré tus fotos sin sentir amor, y te leeré sin llorar,
y cantaré sin que las letras sean para ti, y te miraré a la cara y...
C
A
E
R
É.
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Cartas que nunca llegaron
Romancelibro de gilraen eärfalas el libro no es mío todos los derechos reservados a la autora