Próximamente...
Entre tus brazos, anhelé la calidez que solo la proximidad podría ofrecer. Mis deseos eran simples, buscar refugio en tu abrazo, sentir la protección que solo un gesto amistoso podría otorgar. Sin embargo, en lugar de eso, me clavaste una apuñalada sin piedad, dejando que la frialdad de la realidad penetrara mi ser.
Las palabras...
Las palabras siempre fueron tus aliadas, aunque te esfuerces por negarlo. Como un hábil artista, pintaste un paisaje de ilusiones con cada promesa, pero la verdad se escondía detrás de las sombras que proyectaban tus acciones.
Entre tus brazos, en mis momentos más oscuros, deseé estar, anhelando tu apoyo para superar las tormentas que rugían dentro de mí. Pero, en lugar de alzarme, me dejaste caer en un abismo de confusión y desesperanza. Aunque te duela admitirlo, te agradezco por eso, porque en la caída encontré la fuerza para resurgir con imponencia y paso firme. No soy indestructible, pero me forjé ante la adversidad y me volví fuerte.
A pesar de todo...
Entre tus brazos, ¿alguna vez podré estar? No planteo esta pregunta por mí, sino por las sombras confusas que tus acciones han proyectado sobre nosotros, como un juego infantil en el que los niños que éramos ya no participan. Somos adultos, con responsabilidades que exigen actuar con madurez.
Entre tus brazos, nunca estuve, y ya no pretendo estarlo . Pero, ¿me permitirás irme? Es una súplica silenciosa que late en mi corazón, una búsqueda de liberación y claridad en este torbellino de emociones. En cada palabra no dicha y en cada gesto malinterpretado, se despliega la tristeza que me embarga y la fortaleza que me sostiene.
Así, entre la melancolía de lo que pudo haber sido y la determinación de lo que será, me enfrento a la encrucijada de la liberación. ¿Me dejas ir?
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Quién diría que nos reencontrariamos años después, como dos desconocidos compartiendo una mesa silenciosa por nuestra parte, más no era lo mismo para los otros dos presentes. Sin embargo, aún recordaba mis últimas palabras dirigidas hacia ti.
—¡Te odio! No tienes idea de cuánto te odio
Pero aún así...
¿Por qué me miras de esa manera? ¿Quizá esperas alguna explicación que se deslizó entre las grietas del tiempo? Imposible, jamás fui una preocupación en tu universo. Todo lo que sentía por ti pereció el día que me alejé para reiniciar mi vida.
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Entre los pliegues del tiempo, he caminado lejos de las sombras de la infancia, dejando atrás los días de inocencia infantil. Mi partida, una elección consciente, impulsada por la necesidad de encontrar mi propio camino en este vasto laberinto de experiencias. No aspiraba a regresar, salvo en circunstancias de suma importancia, un vínculo que se ataría solo en secuencias específicas.
En un tiempo lejano, consideré tu presencia como la luz que iluminaba mi vida. A pesar de tu aire de grandeza y arrogancia, eras para mí como el cálido abrazo del sol en primavera. Pero ahora, esos fragmentos de aprecio se diluyen como monumentos a mi propia inocencia infantil, recordándome más a menudo de lo que quisiera.
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ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]
Romance~~Cuanto tiempo sin vernos, cuánto tiempo sin saber de ti. Desde que me fui sé que fuiste feliz, aunque en un principio todo fue igual para mi; sentí que mis días se convirtieron en grises debido a la lejanía pero fue la mejor opción a tomar~~ Aquel...