CAPÍTULO 32

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CAPÍTULO 32



Desperté con pesadez en mis ojos, cansancio en mi cuerpo y agotamiento general. Con los ojos entreabiertos me removí en mi lugar para estirar mis brazos y dejarlos caer a un lado, notando que estaba sola en aquella cama. Eso no me preocupó, pero repasé mentalmente la noche anterior, provocando una sonrisa placentera.
Tomé las sábanas para sentarme y en  cuanto lo noté me sobresalté, allí estaba Ryan en el sillón en frente de la cama, parecía haber tomado una ducha, pero aún estaba con el torso desnudo, dejando ver las marcas que le había dejado.
Dudé en qué acción tomar, presionando la tela sobre mi pecho, más aún cuando noté que me miraba fijamente, pasando un dedo por sus labios. Quedé inmóvil hasta que me desconcerté, él me miraba y a la vez no, más precisamente estaba en una especie de trance pensativo a lo que solo pude sonreír para mí misma.

Me levanté con cuidado por la molestia que sentía, me encaminé hacía el baño cuando su agarre me detuvo.

—¿Como te sientes? —susurró.

—Estoy bien. —evité mirarlo. —¿y tú?

—Mejor de lo que imaginas. —lo sentí acercarse. —¿Nos duchamos juntos?

Entonces sonreí, girando para mirarlo.

—Claro que no, vístete de una vez o llegaremos tarde. —miré el reloj de la pared. —No tardo.

Sin esperar respuesta me adentré en el baño donde dejé deslizar la sabana para poder tomar una relajante ducha y al salir me detuve delante del espejo. Me sentía agotada, pero mi semblante no estaba igual, sino todo lo contrario.
Observé con atención y las marcas que tenía se extendían por mi cuello y parte de mi pecho.
Cerré los ojos y los recuerdos surcaron mi memoria en un segundo, haciendo que sintiera nuevamente la maravillosa noche por lo cual sonreí sin poder evitarlo.
Salí envuelta en una toalla para poder buscar mi ropa, verificando que él no estuviera allí pero al terminar me asusté al encontrarlo de pie, junto a la puerta.

—¿Que miras tanto? —fruncí levemente el ceño al ver que se mordía el labio inferior.

—Nada. —negó, desviando la mirada.

Tomé el móvil para encontrarme con un mensaje de confirmación y así apresurarme.

—Vamos, y ruega que todo salga bien.

Salimos para encontrarnos con alguien en un restaurante a una calle de distancia, alguien que no conocía pero Ryan si.

—Es él. —mencionó, observando a un hombre en particular que bebía café con delicadeza palpable, alguien que parecía de alta sociedad.

—Debe ser una broma. —murmuré para mí misma, dirigiéndome a él. —Buenos días, ¿Señor Bailey?

Me miró un momento, analizandome con la mirada para después mirar a mi acompañante.

—¿Si, quien es usted? 

—Bueno, soy abogada de mi acompañante aquí presente, seguramente lo recuerda. —señalé a Ryan, mientras tomábamos asiento.

—Disculpen, creo que se equivocan de persona. —intentó levantarse.

—Patrick Bailey, alguien que ascendió en poco tiempo al éxito comercial aún cuando fracasó con una inversión de un tercero. —detuvo su acción. —No lo haga difícil, solo quiero platicar, por favor. —sonreí con amabilidad.

—¿Como dijo su nombre? —preguntó, regresando a su lugar.

—Lily Walker, abogada y representante de mi cliente aquí presente, Ryan Rogers. Un gusto conocerlo. —extendí mi mano por cortesía, la cual tomó.

ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora