CAPÍTULO 103

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CAPÍTULO 103





Aquel recuerdo surcó mi mente, produciendo un suspiro pesado y así responder.

—Eso es bueno. —murmuré quedando en silencio hasta llegar a la casa, donde fui recibida por Micaela.

—Bienvenida. —me abrazó y sonreí. —No hagas eso, si no sientes ánimos de sonreír, simplemente no lo hagas. —tomó mi mano para llevarme dentro y encontrarme con su hermano.

—Buenas noches. —me sonrió, pero no le devolví el gesto.

—Micaela dijo que no lo hiciera. —desvié la mirada y él se acercó para tomar mi rostro.

—No me interesa, quiero una sonrisa tuya. Aunque sea falsa. —intentó forzarme hasta que reí por su actitud.

—Lucio, es increíble que seas como un niño cuando estás con Lily. Quizás por eso sufriste tanto. —tomó su lugar en la mesa e hice lo mismo.

—¿Sufrir? Jamás sufrí por una mujer, ¿Que dices? —ambas lo miramos y sabíamos a lo que se refería. No me creía especial, pero sabía que lo había lastimado de algún modo.

—¿Y bien? —decidí cambiar la conversación. —¿Cual es el motivo de ésta cena?

—¿Es una broma? —Micaela sonrió. —Para celebrar tu triunfo, tanto a tu favor como por haber derrotado al desgraciado de Sebastián, una vez más. —levantó su copa de vino. —Tambien concluiste la historia de tu ex, en resumen, un brindis por la venganza.

—¿Por la venganza? —su hermano sonrió y me miró. —¿Te agrada ese término?

—No hay otro modo de llamarlo, así qué sí, por la venganza. —me uní al brindis aunque en el fondo sentía un sentimiento doloroso.

La cena se llevó a cabo y sentía un pequeño alivio al olvidar por un momento mis pensamientos tortuosos.

Por un momento me acerqué a uno de los ventanales del segundo piso y observaba el viñedo mientras suspiraba, intentando retener las lágrimas amenazantes.

—¿En qué piensas? —Lucio se acercó a mí, con un susurro, como si no quisiera perturbar ese momento y no pude contenerlo.

—Por primera vez estoy en un lugar y no sé dónde estoy. —confesé. —No sé que hacer, a donde ir. ¿Que siento?

—Lily, no te atrevas a decir eso de nuevo o me molestaré. —tomó mi brazo para que volteara y lo mirara. —Tienes muchos lugares a donde ir, en esta misma casa, puedo comprarte otra si lo prefieres. Además, tienes familia, amigos y un hombre que te ama.

Cerré los ojos ante lo último, sintiendo como las lágrimas me llenaban los ojos.

—No creo que sea así... —murmuré.

—¿Aún recuerdas lo que te dije aquella noche ?


Luego de una semana del juicio, Lucio me había invitado a cenar, incluso había enviado la ropa para la ocasión y no lo podía rechazar por muchas razones.

—Te ves preciosa. —dijo en cuanto bajé y me vió. Extendió su mano, la cual tomé y me dirigió a su automóvil.

—¿A donde vamos? —pregunté con curiosidad, no era extraño que salieramos juntos, pero si lo era la ropa formal.

—A un lugar maravilloso, que será acorde a tu persona. —me sonrió y le devolví el gesto.

Llegamos a un lujoso restaurante, iluminado tan maravillosamente que me sorprendió y lo más curioso era que solo estábamos nosotros dos.

ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora