CAPÍTULO 80

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CAPÍTULO 80

Intentaba localizar al testigo, una vez más, cuando alguien tocó la puerta. Suspiré con frustración y abrí para encontrarme con mi amiga, con una enorme sonrisa.

—¿Y eso? ¿Te propusieron matrimonio? —cuestioné con agotamiento para luego sonreír por su expresión.

—Creeme que me gustaría, pero no. Es por otra cosa, ¡Todos estamos muy felices! —sacó papelitos de sus bolsillo para tirarlos al aire. —¡Adiós Ashley!

—¿Que? —me confundí, deteniendo su festejo.

—¿No lo sabías? El juicio fue hoy, bueno, no fue un juicio exactamente. Le otorgaron completamente la tenencia a Ryan, y... ¡Adiós Ashley! —continuó festejando.

—Claramente no lo sabía. No sabía que sería hoy. —nuevamente la detuve.

—Lo suponía, por eso mismo vine a verte. Tu madre dijo que últimamente estás incomunicada. —levantó los brazos en señal de continuar festejando.

—Decidí concentrarme en el caso que me corresponde. Y no deberías festejar, me alegra que Max ya no será maltratado, pero una madre se alejará de su hijo. En el fondo dolerá, creo que es algo cruel porque mi sobrina también crecerá sin su madre biológica.

—Lily... —detuvo su acción. —Tu sobrina es diferente, son situaciones muy diferentes. Y la Lily que conozco no es así, no se compadece, no se apiada de los injustos, ¿En que piensas?

—Vanessa... —me quejé.

—¡Adiós Ashley! —festejó corriendo por todo el departamento.

No la detuve, pero tampoco festejé. Solo esperaba que el crecimiento de Max fuera seguro y sin ningún tipo de sufrimiento.
Suponía que a lo qué se refería Vanessa era que Ashley se iría del país junto a su amante, eso sería lo más lógico en su situación. Como así también, la deportación del segundo. Como se lo había mencionado, Ryan no haría nada en su contra, tampoco sería procesado en Londres debido a las leyes vigente, pero sabía perfectamente que sería devuelto a su país y con eso mi seguro quedaría fuera de discusión. Lo que le sucediera allí, ya no era mi problema.

—¿Comemos afuera? —pregunté y se detuvo repentinamente. Me miró un segundo para correr a la puerta.

—¡Tú invitas!

Reí por su actitud, al menos una de las dos tenía un mejor ánimo referido a la vida misma y sus momentos. Aquella noche nos distrajimos como solo nosotras sabíamos, dejando totalmente en segundo plano cualquier otro tema que nos estresara.

Faltaban exactamente dos semanas para el juicio y no tenía nada que me ayudara, y a ese paso no tendría ningún resultado. Por otro lado, Dimarco tampoco había llamado y eso me preocupaba, o quizás lo pensaba demasiado.

Ignoré una llamada hasta donde pude, para luego tomar el móvil sin observar de quien se trataba.

—¿Si? —inevitablemente el cansancio se notó en el tono de mi voz.

“¿Abogada?”

—Señor... —me senté en el asiento, sorprendida por la llamada. —¿Donde estaba? ¿Tiene idea de las veces que lo llamé? Ya no sé por donde buscarlo.

“No lo haga.”

—¿Que? —me confundí sin recibir respuesta. —Usted dijo que daría su declaración.

“Lo hice, pero ahora ya no puedo hacerlo. Si lo hago estaré en peligro.”

—¿De qué habla? ¿Puede explicarme? También puede decirme donde está e iré de inmediato. —me levanté tomando mis cosas.

ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora