CAPÍTULO 34

31 9 24
                                    

CAPÍTULO 34


Al día siguiente llegué más temprano de lo normal, pero no subí a la oficina, quedé en mi automóvil, pensativa. Mi padre no había llamado y se suponía que debía haber llegado, me preguntaba si era mejor ir con él.

Suspiré con pesadez, inclinando mi cabeza hacia atrás cerrado los ojos por un segundo, hasta que escuché unos pequeños golpes en la ventanilla. En cuanto giré me encontré con mi socio que parecía curioso.

—¿También decidiste llegar temprano? —pregunté, abriendo la puerta.

—Si, suponía que también lo harías. —ladeó la cabeza para mirarme.

—¿Y eso qué? —negué, comenzando a caminar. —¿Por qué me miras así?

—Verte de ese modo solo me hizo recordar la noche que pasamos. —murmuró pasando a mi lado, hasta llegar al elevador.

—Olvidalo. —lo alcancé.

—Simplemente no...

Me reprimí una acción característica y solo limitarme a interrumpir.

—Ryan, serán días complicados. Al menos para mí. No quiero hablar del tema, mucho menos aquí. —lo miré negando.

—Está bien. —su expresión cambió a una rígida. No lo comprendí y aunque quise preguntar, me detuve.

—Bien, que tengas un buen día de trabajo. —llegando al piso me dirigí a mi oficina.

Allí encontré a la secretaria con una pila de documentos dejándolos en mi escritorio.

—¿Que es todo esto? —pregunté, frunciendo el ceño.

—Buenos días. Esto lo pidió el consultor estratégico, pidió que se la trajera para que la analizara y que cualquier cosa lo llamara a su tarjeta. —me entregó lo último.

—¿Desde cuándo tiene tal autoridad para dar órdenes? —cuestioné, intentando no perder la calma.

—Señorita, originalmente es quien toma las decisiones en caso de ausencia del CEO, debido a su especialidad y experiencia...

—Eso lo sé. —interrumpí. —Pero soy quien está aquí. —solo bajó la mirada y asentí. —Retirate.

En cuanto me senté, decidí marcarle para que me dijera algo coherente referido a lo que estaba haciendo, o qué pretendía hacer.

“¿Si?”

Respondió del otro lado, con seriedad y tranquilidad en su voz.

—Joseph Hall, me pregunto por qué está dando órdenes cuando no tiene esa potestad. Al menos no mientras esté presente.

“Señorita Walker, justamente estoy de camino a visitar a su padre, veamos que piensa al respecto. Creo que su impetud la traerá aquí en breve, nos vemos.”

Colgó antes de que pudiera responder y dejé caer el móvil en el escritorio, ¿Que era lo qué quería? ¿Realmente le importaba la empresa o quería enfrentarnos con mi padre? Esas preguntas se generaron inevitablemente, aún así no le daría con el gusto de hacer lo que pensaba. Cualquier cosa que dijera lo hablaría luego con mi padre.

Aquel día fue agotador, tanto que terminé de mal humor evitando llamar a mi padre aunque tenía curiosidad por lo que diría. Y al no recibir su llamada decidí dormir para intentar descansar. Así pasaron dos días más en los cuales los días eran similares.

—Te ves muy estresada. —mencionó Dylan mientras almorzábamos los tres en su oficina, luego de terminar una breve reunión.

—No lo parezco, lo estoy. —corregí, liberando un suspiro agotador.

—¿Hablaste con tu padre? —preguntó Ryan.

—No, y tampoco me ha llamado. Tengo curiosidad por lo que haya dicho Hall, al terminar el trabajo iré a verlos. —bebí un poco de jugo.

—¿Por qué no los visitaste en cuanto regresaron? —siguió Dylan.

—Estoy agotada y prefiero darles el tiempo suficiente para que regresen a su vida habitual. —lo miré. —No pienses que temo a lo que haya hablado Hall.

—No, no pensé eso. —sonrió tomando su móvil.

En ese momento un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo al sentir la mano de Ryan acariciando lentamente mi pierna, aprovechando de estar sentado a mi lado. Lo miré con disimulo encontrándome con la misma acción.

—Debo responder esto, vuelvo en un momento. —tomó la llamada, saliendo de la oficina y dejándonos solos.

—¿Que haces? —tomé su mano para alejarlo.

—Soy bueno quitando el estrés, y de la mejor manera. —dijo, en un tono seductor mientras tomaba mi mano con suavidad.

—Ya te lo dije, esto es nuestro lugar de trabajo. Compórtate. —regañé lo último con voz reprimida para que nadie escuchara.

—Lily...

En ese momento regresó Dylan y como acto automático me solté para abofetearlo con fuerza sin que lo anticipara, con tanta fuerza que su peinado quedó alborotado y su primo con una expresión sorprendida, debatiéndose entre la risa y el susto.

—Un insecto. —simulé limpiar mi mano, regresando a mi postura. —Deberiamos ordenar un mejor cuidado de la higiene en las oficinas.

Me levanté dando a entender que la reunión había terminado, reprimiendo la risa por la expresión de Ryan. Continuaba descolocado y en la misma posición, claramente no esperaba mi reacción y tampoco yo, pero la situación lo ameritaba.

—Está bien. —respondió el mayor, encaminándose a la puerta.

Salimos sin mirar atrás, dejando al tercero regresando quien sabe de que mundo luego de tal golpe.
Mientras conducía de regreso recibí una llamada predecible para cualquiera que estuviera molesto. Solo acepté la llamada esperando que hablara.

“Me las pagarás.”

Se escuchó como una verdadera amenaza a la cual debía temer, pero sonreí.

—Aquí tienes mi respuesta. —acto seguido colgué con satisfacción. —¿Quién se cree para amenazarme? ¿Estuvo mal? No, de todos modos se lo merecía.

Hablé sola por un momento hasta llegar al edificio donde marqué a mi padre mientras subía en el elevador.

—Hola, papá. —saludé con tranquilidad, esperando que estuviera de humor.

“Buenas tardes hija.”

—¿Como están? ¿Mamá que hizo para la cena? Pensaba en visitarlos en un momento. —ingresé a mi departamento, dejando mis cosas en la mesa.

“No lo hagas, será mejor que quedes a descansar.”

Aquello me sorprendió, cambiando mi expresión a una con seriedad.

—¿Por qué? —cuestioné.

“Ya ordené una reunión a primera hora de mañana, espero que tengas buenos fundamentos para presentar.”

—Papá...

“Ahora descansa, mañana será un día complicado.”

—¿Papá? —alejé el móvil para ver que realmente me había colgado. —¿Hasta cuando? —lo tiré en el sillón con molestia para tomar algunos documentos que tenía sin analizar. —Descansar y presentar fundamentos no combinan en la misma oración, más aún cuando las personas estan dispuestas a destruirte.

Por un momento recordé un caso que había tomado en Italia, uno en el cual tenía solo el 10% de probabilidades para ganar y en el punto que nadie anticipaba logré revertir la situación. 
Los puntos eran similares, solo debía mantener la calma para no ser devorada en “un campo que no era mi especialidad”, como lo decían todos. En parte tenían razón, pero también se equivocaba conmigo y mucho.









Ryan niño travieso, y eso te pasa lo que te pasa muajajaja... XD

ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora