FINAL ALTERNATIVO

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FINAL ALTERNATIVO:
PARTE IV


Al día siguiente la tormenta había pasado y el sol mostraba sus primeros rayos después de días de lluvia, aunque con una brisa fría que me obligaba a vestirme adecuadamente, pero con una sonrisa.

Al bajar me encontré con él desayuno listo y con Micaela, que parecía haber llegado momentos antes ya que se quitaba su abrigo.

—Buenos días. —saludé con una sonrisa, recibiendo el mismo gesto de los hermanos.

—Buenos días, que bueno verte aquí. —se acercó a su lugar donde su hermano acomodó la silla y ella lo miró extrañada.

—Si, intenté irme ayer, pero... —quise explicar, pero me interrumpió.

—Mi hermano no te lo permitió. —sonrió y pasé a mi lugar.

—¿Que cosas dices, Micaela? —preguntó él con una sonrisa para después mirarme, tomando su lugar. —Hasta parece que la tengo prisionera.

—Creo que no te molestaría. —siguió ella y sonreí, decidiendo no intervenir en su discusión fraternal.

—Hasta donde recuerdo, nunca secuestré a nadie.

—Como sea, Lily... —me llamó y la miré para que continuara. —¿Cuando le darás una oportunidad a este tonto? Porque creo que si no lo haces no podrás continúar aquí, él es muy despistado con tu presencia.

—¿Si? —reí con vergüenza y nervisismo por su pregunta. —Nunca lo vi despistado con mi presencia, todo lo contrario, creo que es más eficiente. —lo miré, recordando el buen equipo que hacíamos.

—Puede que sí, puede que no, pero no me respondes la pregunta. —me señaló con el tenedor y no supe cómo responder.

—Tomaré el fin de semana. —respondió él, totalmente despreocupado por la insistencia de su hermana. —Espero que puedas manejar la situación ante cualquier inconveniente.

—¿Irás a Rusia? —cuestionó dudosa y los miré con atención, haciendo el menor ruido posible en los movimientos para comer.

—No... —frunció levemente el ceño, mirándola para después hacerlo conmigo. —Iré con Lily, ¿Eso responde tu pregunta?  —sonrió por la impresión de su hermana, quien me miró sin poder hablar. Solo nos señaló en un vaivén de incomprensión.

—¿Ustedes? Lily... —me miró, esperando una explicación y sonreí.

—¿No estás de acuerdo?

—No es eso, ¡Adoro la pareja que hacen! Y en caso de que no fuera así, al demonio mis pensamientos... —dejó los cubiertos. —Creí que regresarías a Londres y con nuestra vida, será muy complicado.

—Lo sé. —asentí, imitando su acción. —Lo de Londres aún me lo estoy pensando, pero quiero hacer algo por mi y para mí, algo que me haga feliz. —miré a Lucio que no me quitaba la mirada de encima. —Tengo en cuanta todos los factores de la situación, pero ¿Que más da? Aunque no sabía que haríamos un viaje.

—Ahora lo sabes. —se levantó con una sonrisa. —Si me permiten, tengo cosas de qué ocuparme, pero continúen desayunando. —rodeó la mesa para depositar un beso en mi mejilla, provocando mi sonrisa y salió de la casa.

Al quedar solas, Micaela me miraba totalmente sorprendida por lo que acababa de ver y desvié la mirada, liberando un suspiro.

—Tus ojos brillan por mi hermano, ¿Que te hizo? —dejó su lugar para sentarse a mí lado, esperando que le contara algo.

—No lo sé, solo pasó, cuando lo noté mi corazón latía por él. —recordé algunos momentos. —Supongo que nunca recibí un trato como él lo hacía y esperó por mí.

—Mirate... —sonrió cubriéndose el labio con una mano. —Hasta parece que ves a Lucio como un ángel salvador, cuando en realidad para muchos es el villano. Sabes de lo que hablo.

—Lo sé, por ser de la Mafia. —suspiré. —Y no me importa, quizás no sea un ángel, pero si me salvó de muchas cosas y me ayudó a ver la vida de otro modo. Los rumores no son ciertos, ustedes no son unos monstruos y no hacen nada sin una buena razón.

—Lily, tú nos conociste por la cercanía que tuvimos, pero mi hermano es muy difícil de conocer, aún así, lo hiciste y lo más increíble es que pudiste ver más allá de ese hombre serio e intimidante. —colocó una mano en mi hombro. —Tomen la mejor decisión para ambos, estoy muy feliz por ustedes y que finalmente se den una oportunidad.

—Gracias. —la abracé, ella hizo lo mismo de un modo tan cálido y fraternal que me sentí segura de las decisiones que comenzaba a tomar. Decisiones que no tomaba teniendo en cuenta a los demás, sino a mí misma.

El dia pasó tranquilo, ocupada en algunas cosas de moda con Micaela, quien quería algunas opiniones desde mi punto de vista. La verdad era que no sabía mucho al respecto, solo tenía en cuenta algunas cosas que Vanessa había mencionado alguna vez, y solo me basé en eso.

Durante todo el día no vi a Lucio, y no era sorpresa ya que sabía que tenía sus asuntos y no iba a dejarlos por mí, pero al tener el inicio de una “relación” lo quería conmigo.

Antes de dormir bajé por un vaso con agua para poder conciliar el sueño y al beberlo cerré los ojos. Intenté relajarme cuando sentí una mano deslizarse lentamente desde mi cintura hasta mi vientre y me sorprendí un poco.

—¿No puedes dormir? —preguntó en un susurró, descansando su cabeza en la mía, mientras aspiraba el perfume de mi cabello.

—Solo quería un poco de agua. —giré para mirarlo y sonreí al encontrarlo con una expresión algo agotada. —¿Quien te hace agotar de ese modo? No quiero pensar mal. —llevé una mano a su rostro para sentir la frialdad de la misma y suspiró.

—¿Pensar mal? —sonrió. —¿Crees que estuve sudando con alguna mujer? —no respondí y resopló con una sonrisa. —Sabes cual es mi trabajo, y hoy tuve que torturar personalmente a alguien. Luego tomé un trago con André. —se acercó para abrazarme y sentí el aroma a licor, que aumentaba su atractivo.

—Hmmm... Deberías tomarte un descanso. —no respondió y liberó otro suspiro, bajando una mano desde mi espalda hasta la pierna que la tenía descubierta por llevar una pijama con pantalón corto.

—¿Estás lista para mañana? Saldremos al amanecer. —me levantó para que me sentara en la mesada y me sorprendí.

—Lo estoy. —coloqué mis manos en su pecho, sintiendo el golpeteo de sus latidos. —Pero no creo que despiertes antes del amanecer.

—¿Quieres apostar? —me miró inclinándose un poco para mirarme directamente a los ojos, colocando sus manos en la mesada, dejándome en medio. Comenzando a moverse de manera incitante, sin intenciones de besarme, pero rozando nuestros labios.

—¿Apostar?  —pregunté, bajando la mirada hasta sus labios. —¿Que podríamos apostar? No hay nada que no tengas.

—Hay muchas cosas de ti que no tengo. —susurró muy cerca de mis labios y mi corazón comenzó a latir como un loco.

—Eso lo veremos mañana. —y sin poder resistirme reclamé sus labios con lentitud, llevando mis manos a su cuello mientras él respondía del mismo modo, colocándose en medio de mis piernas.

—Ve a descansar. —dijo, separándose repentinamente y sonreí, conociendo la razón.

—Buenas noches. —besé su mejilla y subí a la habitación, liberando un suspiro para intentar dormir hasta el día siguiente.

No sabía lo que me deparaba o, a donde iríamos, pero la sola idea de ir con él, me emocionaba enormemente.

ENTRE TUS BRAZOS |+18| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora