RENJUN

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Cerré los ojos cuando sus palabras me atravesaron, llenándome y quedándose dentro de mí, ese «estoy orgulloso de ti» que odié y amé casi en partes iguales.

Tuve que reunir todo el valor que me quedaba para atreverme a mirarlo, Jaehyun tenía los ojos un poco rojos, y yo... no supe qué decir, solo podía pensar en que lo tenía delante y en que no parecía real, en que su presencia se apoderaba de toda la sala, de cada rincón, cada pared...

— Renjun, estabas aquí. No te veía.

Volteé hacía Jeno, y creo que solo le hizo falta un vistazo rápido para deducir quién era la persona que estaba a mi lado y también que yo necesitaba salir de allí, porque no podía respirar...

Tomé la mano que me tendió y me alejé de Jaehyun... No miré atrás, no me despedí, solo seguí caminando, porque era lo que necesitaba: avanzar hacia alguna parte.

Casi contuve el aliento hasta que el viento de la noche me acarició la cara, cuando el silencio de la calle se volvió denso a nuestro alrededor, Jeno me abrazó, yo me aferré a él, a la seguridad.

—¿Estás bien? —No me soltó.

—No lo sé. No sé cómo estoy.

—Vámonos a casa—Me besó en la frente y me volvió a tomar de la mano.

Cada paso que dábamos me alejaba más, me aliviaba más.

Antes de girar en la siguiente esquina, miré hacia atrás por encima del hombro y creí ver su silueta delante de la puerta de la galería, pero cuando parpadeé ya no estaba y me dije que era mejor así, mucho mejor.

No tardamos en llegar al departamento de Jeno.

Nos metimos en la cama y me acurruqué a su lado, luego mi mano se perdió bajo su camiseta y cubrí sus labios con los míos, él jadeó y nuestras lenguas se encontraron en un beso cargado de necesidad y de más, mucho más. Me quité la ropa y me deshice la coletita dejándome el pelo suelto.

— Renjun... — Jeno respiró agitado.

Me incliné sobre él y tomé un preservativo del buró. Volvió a susurrar mi nombre sobre mis labios y me sujetó de la muñeca antes de que pudiera seguir.

—Así no, Renjun. Esto...

—Pero te necesito —supliqué.

—¿Por qué?

—Porque eres la mejor persona que conozco, porque cuando estoy contigo me siento seguro y hace una eternidad que tengo la sensación de vivir caminando de puntitas, con miedo. Porque me haces ser más fuerte...

Jeno rodó hasta acostarse encima de mí, y después ya solo pensé en él y en el momento que estábamos compartiendo: en sus besos, sus caricias y su manera de hacerme el amor, siempre dulce, siempre haciéndome sentir que era precioso a sus ojos.

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