Lo cierto es que no esperaba que apareciera delante de la puerta de mi casa, pero, incluso sabiéndolo, su ausencia dolió.El sol ya estaba cayendo sobre el horizonte cuando decidí agarrar una de las tablas y avanzar por el sendero hasta la orilla. El mar tenía carácter aquel día y las olas eran buenas; me metí en el agua y dejé de pensar en nada más mientras me deslizaba y me caía y me volvía a levantar, no sé cuánto tiempo llevaba allí cuando lo vi.
Renjun estaba casi en la orilla, con una tabla grande que había tomado de mi terraza debajo del brazo y un bañador rojo y minúsculo que captó de inmediato mi atención. Porque..., carajo, quería quitárselo y lamer la piel que había debajo y que todo volviera a ser como antes. Sentir tan lejos esa posibilidad era como recibir un puñetazo en el estómago cada vez que recordaba la realidad.
Me acerqué hasta él nadando.—Pensé que no ibas a venir.
—Yo también —admitió.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Como tú dijiste, solo es «un rato», y ayer ya me pasé la tarde encerrado en el hostal. Eso sí, te prohíbo que te rías, ¿me oíste? Porque hace mucho tiempo...
—No me reiré —le aseguré.
Nos miramos un instante antes de que él rompiera el contacto y se adentrara más en el agua. Lo seguí con una sensación cálida en el pecho al volver a tenerlo allí, en mi trozo de mar, bajo el cielo anaranjado del atardecer, aunque solo fuera durante un momento efímero..., porque era mejor que nada, cualquier cosa lo era.
Tenía tanto miedo de cagarla, de decir algo que pudiera alejarlo, que estuve callado mirándolo mientras él intentaba surcar las olas, a pesar de que terminó cayendo antes de tiempo la mayoría de las veces. Cuando el agotamiento lo venció, se acostó sobre la tabla apoyando la mejilla en la superficie. Estaba precioso.
—Creo que no puedo moverme.
Me reí y me senté en mi tabla, a su lado.
—Pues mañana tenemos mucho que hacer.
—Espero no causarle muchos problemas a Doyoung. Ya sabes, por el cáterin inesperado.
—Está encantado, por hacerlo y porque sabe que le deberé un favor gordo.
—Así que siguen en el mismo plan.
—No, estaba bromeando —Entrecerré los ojos al mirarlo, porque los últimos rayos del sol me cegaban.
—En realidad, ahora todo es diferente. Somos amigos.
—¿Lo dices en serio? —preguntó incrédulo.
—Sí. Hace poco me lo llevé a dar una vuelta y terminó zampándose un pastelito de marihuana y bailando con un grupo de chicas. ¿Lo puedes creer? — me reí.
Renjun me miró con curiosidad y se incorporó.
—¿Qué fue lo que cambió su relación?
—Nada—Tragué saliva.
—Todo. Tú. Supongo que a veces la persona que menos esperas que te comprenda te sorprende y te apoya. Eso fue lo que ocurrió.
Él clavó la vista en el horizonte y nos quedamos allí, en silencio, contemplando las suaves ondulaciones de las olas y el mar bañado de la luz del final del día. Y como siempre que Renjun estaba cerca, aquel atardecer fue diferente. Único. Intenso.
Hi, hi!
¿Ustedes que creen que pasará con este par?
Yo creo que nuestro Injun está re confundido y el Jaehyun bien listillo aprovecha sus oportunidades...
Con quién creen que vaya mejor Renjun ¿Jeno o Jaehyun? Los leo atenta...
Por cierto que les han parecido las otras historias, ¿vamos bien con el contenido o les gustaría otro tipo de temas?
Sin más, me despido, como siempre les mando vibras bonitas 💛💚

ESTÁS LEYENDO
Lo que somos
RomanceHan pasado tres años desde la última vez que Renjun y Jaehyun se vieron. Ahora, Renjun está a punto de cumplir su sueño, y pese al pasado, Jaehyun necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Renjun tiene que...