JAEHYUN

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Me iba a estallar la cabeza. Intenté aguantar hasta que la comida terminó y, en cuanto llegamos al apartamento, busqué en la maleta una pastilla.

—¿No te encuentras bien? —Renjun me miró.

—Se me pasará. Luego podemos ir a dar una vuelta, salir a ver la zona y cenar por algún sitio, ¿qué te parece?

—Claro. ¿Necesitas algo?

Sonreí travieso y me señalé la mejilla.

—Nunca digo que no a un beso tuyo.

—Eres idiota, Jaehyun.

Se marchó escaleras arriba, pero vi la
curva de sus labios antes de que desapareciese en el estudio y ese gesto me calentó por dentro.

Suspiré hondo, me tomé la pastilla y me dejé caer en la cama de mi dormitorio con los brazos tras la cabeza, mirando el techo y pensando..., pensando que una parte de mí sentía que estar allí, en París, era como empezar desde cero. Aunque no tuviese ninguna lógica, tenía la sensación de que al bajar del avión era una persona distinta a la que había subido, y me preguntaba si al regresar a casa seguiríamos siendo los mismos o no; porque de algún modo retorcido Renjun y yo nos dedicábamos a desnudarnos capa a capa cada vez que nuestras vidas se encontraban en uno de esos cruces en los que debes decidir qué dirección tomar.

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