Jeno suspiró hondo y se frotó la mandíbula con gesto cansado. Yo no soportaba verlo así, porque él siempre solía estar alegre y animado, era una de esas personas que tienden a ver el vaso medio lleno.Me senté en el otro extremo del sofá.
—Entonces, el viernes irá a tu estudio — repitió.
—Sí, es..., es por trabajo.
Él fijó la mirada en sus manos.
—Mierda, Renjun, es que....
—Ya lo sé — lo corté.
—Y lo siento.
—Si al menos pudieras dejarme verlo a mí también...
—Quizá algún día, más adelante.
En esos momentos no era una opción. Si hubiera podido, habría evitado que Jaehyun pusiera un pie en mi estudio, pero, por alguna razón, no me incomodaba tanto la idea de que lo hiciera. Puede que fuera porque, en cierto modo, Jaehyun ya me había visto del todo, desde mil ángulos distintos, sin ninguna capa que me protegiera.
No me quedaba nada que esconder, lo que me demostraba que, en el pasado, me había equivocado. Porque lo que ocurre cuando te abres de arriba a abajo delante de otra persona es eso, que después pasas a ser transparente a sus ojos, y cuando lo das todo, te vacías por dentro. Yo no quería volver a cometer ese error.
Durante el tiempo que estuve con Jaehyun, fui tan inconsciente que no me guardé nada para mí, tampoco le entregué mi corazón pedacito a pedacito, no, se lo ofrecí entero con los ojos cerrados y sin dudar. Justo todo lo contrario a lo que estaba viviendo con Jeno... Con él era diferente. Un camino que estábamos recorriendo con pasos cortos, a un ritmo tranquilo pero seguro, como avanzar agarrado a un barandal. Yo no me sentía inestable como con Jaehyun, temiendo que tras cada esquina fuera a tropezar o a tambalearme, tenía el control en la mano y me aterraba volver a soltarlo.
—Ven aquí —Jeno me abrazó.
—Siento que esto sea tan complicado...
—Ya nos iremos acostumbrando —Me dió un beso en la cabeza.
—Va a ser una gran oportunidad para ti, seguro. Es curioso, porque justo hace un par de noches soñé eso, que triunfabas y tus cuadros terminaban en las mejores galerías del mundo.
Separé la cabeza que tenía recostada contra su pecho para mirarlo.
—¿Por qué eres tan bueno conmigo? —dije.
— Porque soy tu mejor amigo.
—Eres mucho más que eso.
Escondí el rostro en su clavícula; no sé cuánto tiempo me quedé allí sintiendo el tacto cálido y confortable de la piel de su cuello contra mi mejilla.
Jeno era un pilar sólido y yo giraba alrededor de él, incapaz de alejarme lo suficiente por miedo a caerme.
Supongo que el primer amor siempre suele estar lleno de carencias e inseguridades, pero también es especial y mágico. Porque, cuando descubres lo que es enamorarse, no estás preparado para sentir todas esas emociones abrazándote, ni mucho menos para gestionarlas; así que solo sientes, amas, te lanzas, vas sin frenos porque todavía no sabes que al final del camino hay una pared contra la que terminarás chocándo. El problema es que luego sí lo sabes. Cuando vuelves a sentir ese cosquilleo, recuerdas lo que te ocurrió, el dolor del golpe, así que decides ir más despacio, pero, claro, eso tiene sus consecuencias; la reflexión frente al acto impulsivo, la calma frente a la intensidad, y empiezas a ver gris lo que antes eran colores vibrantes.
Más tarde, lo ayudé a recoger la cocina antes de irme.
Tras salir apresurado de la habitación esa mañana con Jaehyun pisándome los talones, no se me había pasado por la cabeza tomar los libros del día siguiente por si quería pasar la noche en el departamento de Jeno, así que, aunque no me daban ganas de estar solo, me despedí de él y me fui caminando hasta la residencia, porque tenía ganas de dar un paseo y despejarme.
Me di una ducha en cuanto llegué, dejé que el agua caliente cayera durante un buen rato y me concentré en esa sensación, en cómo los músculos se iban relajando y la tensión de todo el día se desvanecía.
Había estado distraído durante las clases, pensando en lo surrealista que era que Jaehyun me hubiera acompañado hasta la puerta de la universidad unas horas antes, como si nada, después de tres años sin vernos, pero así eran las cosas con él «distintas, ilógicas», quizá por eso me costaba tanto entenderlo, porque no razonábamos igual; yo era incapaz de sentir o pensar algo y no hacerlo o gritarlo en voz alta; me perdía en el impulso, en el primer burbujeo de las emociones; él no, él podía contener más. Él tomaba esas mismas emociones y las dejaba en el altillo de un armario o enterradas en cualquier sitio y después... seguía adelante con su vida.
Salí de la ducha dejando un reguero de agua porque había olvidado tomar una toalla. Me sequé tras alcanzar una del clóset y me puse una pijama cómoda antes de secarme el cabello y cepillarlo para evitar se enredara. Cuando me miré en el espejo alargado, que seguía apoyado en una de las paredes, volví a pensar que debería cortarme el pelo porque lo llevaba demasiado largo ya.
Me metí en la cama y entonces lo olí « a él». Con la mejilla apoyada en la almohada, noté que se me llenaban los ojos de lágrimas, los cerré para evitar derramarlas. Respiré despacio, llevándome aquel aroma conmigo...
Pensé en la caracola que aún tenía guardada, esa que me ayudó a dormir tantas noches durante los primeros meses, pero resistí el impulso de buscarla. Y sabía..., sabía que tenía que levantarme, arrancar las malditas sábanas, meterlas en la bolsa de la ropa sucia y sacar unas nuevas de la cómoda, Taeyeon me había regalado tres juegos distintos el año anterior, tan previsora ella: «Seguro que Kun no piensa en estas cosas», y estaba en lo cierto. Pero, por alguna razón, no lo hice, me quedé allí tragándome las lágrimas, oliéndolo a él a mi lado y recordando lo bonito que era tenerlo en mi vida: enseñarle cada cuadro que pintaba, invitarlo a mis cumpleaños, verlo sonreír lentamente o que nuestras miradas se cruzaran en medio de la comida familiar de los domingos...
Echaba de menos mi vida de antes. Todo. A mis padres. A los Jeong. Que fuéramos una familia. Despertarme cada mañana en Byron Bay y contemplar el cielo azul, tan azul...
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Lo que somos
Любовные романыHan pasado tres años desde la última vez que Renjun y Jaehyun se vieron. Ahora, Renjun está a punto de cumplir su sueño, y pese al pasado, Jaehyun necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Renjun tiene que...