Cuando bajé del autobús ya casi había anochecido.El corazón me latía rápido en el pecho mientras avanzaba por el sendero que conducía hacia su casa, pero necesitaba hacer aquello. Necesitaba..., no sé muy bien el qué, en realidad, pero me había subido por impulso a ese autobús con una idea en la cabeza, una idea que sabía que mi hermano o Jeno habrían considerado una locura, pero que, casi con total probabilidad, a Jaehyun le resultaría casi tan tentadora como a mí; porque lo cierto era que, en el fondo, seguía teniendo la impresión de que algunas cosas solo podía compartirlas con él, como si temiese que el resto del mundo no fuese a entenderlas de la misma manera.
Decidí llamar a la puerta principal en vez de dar la vuelta y aparecer por la terraza tras contemplar la posibilidad de que Jaehyun no estuviese solo, no me gustó el vuelco que me dio el estómago.
Llamé a la puerta y esperé nervioso, Jaehyun abrió y me miró sorprendido.
—¿Puedo pasar?
Se apartó, entré y dejé el bolso encima del sofá. Cuando lo miré, intenté recordar las palabras que había pensado decirle, pero me distraje mientras él tomaba una camiseta del respaldo de la silla y se la ponía; contemplé el movimiento de sus hombros y de los músculos de su espalda, las líneas rectas que terminaban en una curva, su piel dorada...
—¿Qué haces aquí?
—Quería verte. Y pedirte algo.
—¿Es sobre París? —Negué con la cabeza.
Lo cierto es que todavía no le había dado una respuesta sobre eso.
—¿Te ha ocurrido algo, Renjun?
Sus ojos tan oscuros como la noche brillaron inquietos en aquel rostro tenso y me dieron ganas de alzar la mano y acariciar las arrugas que se formaban en su entrecejo.
—No. Es solo que necesito hacer una cosa.
Tomé aire, nervioso, y él alzó las cejas y sonrió.
—Si esa cosa pasa por mi cama solo tienes que decirlo, cariño.
Lo taladré con la mirada y él se echó a reír mientras salía a la terraza. Lo seguí.
—Vamos, cuéntamelo, Renjun. No hagas que me preocupe. Sabes que puedes pedirme cualquier cosa, ¿no?
Me apoyé en la barandilla, a su lado.
—¿Cualquier cosa? —pregunté bajito.
—Lo que sea, Ren. Todo.
—¿Incluso entrar en una casa?
—¿Perdona? — parpadeó.
—Entrar en una casa abandonada.
—¿Y por qué demonios querrías...? —Cerró la boca en cuanto entendió lo que pretendía y me mostró una sonrisa minúscula.
—¿Cuándo?
—¿Esta noche?
—De acuerdo. ¿Has cenado?
—No— Se dirigió a la cocina y fui tras él.
—Cualquier cosa estará bien.
—Tengo poco, lasaña que sobró ayer y...
—Eso mismo —lo corté antes de sentarme en uno de los taburetes.
Él calentó dos platos y cenamos en silencio mirándonos de vez en cuando, cada uno pensando en sus cosas. Fue como viajar al pasado durante un instante fugaz. Me terminé el vaso de agua casi de golpe.
—¿Cómo vamos a hacerlo?
—No hay muchos vecinos en esa zona. Iremos por la parte de atrás y treparemos por el muro. Llevaré algo para abrir la puerta—Me miró.
—Estás seguro de esto, ¿verdad?
—Muy seguro— contesté.

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Lo que somos
RomanceHan pasado tres años desde la última vez que Renjun y Jaehyun se vieron. Ahora, Renjun está a punto de cumplir su sueño, y pese al pasado, Jaehyun necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Renjun tiene que...