Estaba leyendo una revista en el porche de casa de mis padres cuando Jaehyun apareció. Recuerdo que era verano, porque disfrutaba de las vacaciones de la escuela, y que no podía sacarme de la cabeza lo que una compañera llamada Shin Ryujin nos había contado a Haechan y a mí unos días atrás: que había besado a un chico, era la primera de nuestro curso que hacía algo así.—¿Qué haces aquí fuera, cariño?—Jaehyun me miró. Parecía tan mayor...
La semana anterior él había cumplido los veinte y todos nos habíamos reunido en el jardín para celebrarlo, a pesar de que él había protestado porque decía que ya no tenía edad para esas fiestas. Yo no entendía por qué tenía que haber una «edad» para los cumpleaños y quería que todos comiéramos juntos siempre, aunque cumpliera más de noventa años y tuviéramos la piel llena de arrugas.
—¿Viniste a ver a papá? — pregunté.
—Sí. ¿Está dentro? — señaló la puerta de casa.
—Discutiendo con Kun por alguna tontería—Puse los ojos en blanco, y él se echó a reír y me revolvió el pelo.
—Espera, quédate un rato. Necesito saber una cosa.
Jaehyun alzó una ceja intrigado y se sentó a mi lado, en el suelo de madera. Soplaba un viento cálido y él llevaba una camisa arremangada con dibujos de palmeras que captaron mi atención.
—¿Qué quieres saber?
Casi lo había olvidado. Solté la revista que había estado leyendo porque en la portada ponía algo así como «Tres trucos infalibles para un beso de infarto». Me sonrojé mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas y al final lo dije de golpe:
—¿Cómo es besar, Jaehyun?
—¿Besar? — me miró sorprendido.
—Sí. Cuando una persona besa a otra.
Él se quedó callado unos segundos mientras reprimía una sonrisa y se frotaba el mentón con gesto pensativo. Dejó escapar un suspiro largo antes de responder.
—A tu edad, no debería interesarte eso.
—El otro día, una amiga le dió un beso a un chico.
— Vaya... —frunció el ceño.
— Esa amiga tuya se equivocó. Y el problema de equivocarte con los besos es que no hay vuelta atrás. Solo debes dárselos a la gente a la que quieres mucho, lo entiendes, Renjun?
—Sí. Yo a ti te quiero — repliqué sonrojándome.
Jaehyun sonrió de lado antes de sacudir la cabeza.
—No así, cariño. Lo que intento decir es que algún día encontrarás a alguien que te guste tanto que no sepas cómo decirle lo que sientes sin usar la boca.
—¡Puaj! ¡Suena asqueroso, Jaehyun! — me reí.
— Entonces no lo será, ya verás.
Me quedé pensativo mientras toqueteaba con las manos el extremo de un mechón de cabello, el cual mamá había arreglado esta mañana.
—¿Y tú, has besado a mucha gente?
—¿Yo? — Jaehyun se sorprendió de nuevo.
—Sí, tonto, ¿quién más? — sonreí.
Me miró muy serio. A mí me encantaba eso de Jaehyun, que, al contrario que mi hermano o los demás, siempre me hablara como si confiara en que podía entender todo lo que fuera a decirme. Con él me sentía más fuerte, más mayor. Cuando necesitaba una respuesta sincera sobre cualquier duda, lo buscaba.
—¿Te cuento un secreto? — Asentí de inmediato.
—Yo fui un poco como esa amiga tuya y me equivoqué muchas veces. Por eso puedo aconsejarte sobre lo que no debes hacer. ¿Y sabes qué? Aún no he dado nunca un beso de verdad.
Parpadeé un poco confundido, porque no estaba muy seguro de a qué se refería con «un beso de verdad» y cómo sería dar «un beso de mentira». Quizá tenía que ver con lo que durara el beso, pensé; estaba a punto de preguntárselo cuando mi padre salió al porche.
—¡Jaehyun! No sabía que habías llegado—Le palmeó la espalda cuando él se levantó.
—Sé un buen chico y sube un rato al estudio conmigo antes de largarte con Kun.
Me quedé acostado en el suelo mientras ellos entraban en casa y sus voces se alejaban. Y aquella tarde de verano pensé en besos, en lo difícil que parecía no equivocarse y en que tenía que contárselo todo a Haechan cuanto antes.

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Lo que somos
RomanceHan pasado tres años desde la última vez que Renjun y Jaehyun se vieron. Ahora, Renjun está a punto de cumplir su sueño, y pese al pasado, Jaehyun necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Renjun tiene que...