La cabeza me dolía horrores. No sé muy bien cómo, pero conseguí levantarme de la cama y darme un baño, el agua me despejó un poco, aunque seguía notando el estómago revuelto; maldito Jaehyun y esa capacidad suya para convencerme con un pestañeo sin pensar en las consecuencias, como que iba a pasar un día terrible o que al mediodía había quedado con mi hermano y con Ten en casa de los Jeong para comer.Ni siquiera tuve tiempo para ponerme nervioso, porque había dormido hasta tan tarde que, en cuanto me arreglé un poco y me desenredé el pelo, salí a la calle y caminé un par de minutos hacia la zona más céntrica de Byron Bay. Fui el último en llegar.
Tragué saliva al poner un pie en la casa de los Jeong. No sé si el estómago se me revolvió por la resaca o por verlos allí reunidos a todos después de tres años; pero cuando Kun se levantó y vino a abrazarme, escondí la cabeza en su pecho para que nadie viera que se me había escapado una lágrima, y odié ser tan emocional y no poder hacer como si nada, pero es que..., es que éramos familia, nos unían lazos que iban más allá de lo que podía explicar con palabras, y la sensación que me invadió al encontrármelos a todos alrededor de la mesa fue cálida y confortable.
—Siempre tan dormilon, enano —bromeó mi hermano.
—¡Eso no es verdad! — protesté.
—Me acosté tarde.
Los saludé a todos conforme se fueron levantando, empezando por Ten y terminando por Jaehyun, que fue el último en acercarse y darme un beso suave en la mejilla. Después ocupé mi sitio de siempre, a su lado, y frente a mi hermano; mientras Taeyeon organizaba los platos y nos gritaba a todos que nos pusiéramos más comida, pensé que la reunión sería incómoda, porque era la primera vez que Jaehyun y yo compartíamos espacio con mi hermano desde que él descubrió lo nuestro, sin embargo Kun no tenía los hombros tensos ni lo vi golpear los dedos en la mesa; estaba tranquilo rodeando con un brazo el respaldo de la silla de Ten.
—Así que no podías dormir — adivinó él.
—Estás muy nervioso —Ten me miró.
Asentí con la cabeza mientras tomaba un panecillo. No podía evitar sentir cierta inquietud al estar a lado de Jaehyun, delante de su familia, de la mía, de la nuestra. Y si no lo conociera tan bien, habría pensado que él se mostraba imperturbable, como siempre, pero no era así, porque percibía rigidez en sus movimientos.
— Kun, la pregunta que todos nos estamos haciendo ahora mismo es... — Jaehyun miró a mi hermano con una sonrisa traviesa curvando sus labios.
— ¿Cómo demonios conseguiste engañar a este chico para que aceptara casarse contigo?
Baekhyun se echó a reír a pesar de la mirada airada de Taeyeon , y Doyoung ahogó una carcajada sin dejar de remover la ensalada. Kun correspondió a la sonrisa de Jaehyun y hubo algo en el gesto, en ese silencio lleno de palabras que solo ellos entendieron, que me emocionó.
—Carajo, si te digo la verdad..., aún no lo sé.
Ten le dio un codazo y lo miró con dulzura.
—Es más tierno de lo que parece — dijo él.
—Lo sé. Muy tierno — Jaehyun tragó el bocado que acababa de llevarse a la boca.
—¿Quieres que te cuente anécdotas de cuando era pequeño? Tengo para aburrir.
—Jaehyun, ni se te ocurra... — Kun intentó darle una patada por debajo de la mesa, pero él la esquivó.
Y de algún modo, allí, un día cualquiera, volvieron a ser esos dos chiquillos que prometieron no separarse jamás cuando ni siquiera sabían lo que eso significaba.
—Yo también te guardo mucha mierda — le advirtió.
—¡Esa boca, jovencito! — exclamó Taeyeon.
Me hizo gracia ver cómo mi hermano bajaba la cabeza hacia su plato de inmediato, a pesar de que de «jovencito» ya tenía más bien poco.
— Ahora no me dejes con las ganas — se quejó Ten.
—Un chico decidido que sabe lo que quiere. Así me gusta — Jaehyun sonrió satisfecho.
—En realidad, yo soy el único que puede contar de los dos —Doyoung les dirigió una mirada malévola.
—Ahí donde los ves, Ten, con esas caras de angelitos encantadores, han estado detenidos tres veces. Dos de ellas por idiotas.
—¡Qué bien! —exclamaron Junhan y Jisung al unísono.
—¡¿Cómo dices?! — Taeyeon se llevó una mano al pecho.
Doyoung miró a Jaehyun y alzó las cejas.
—¿Mamá no lo sabía?
—Decidimos no alterarla —empezó a decir Baekhyun, pero cerró la boca en cuanto su mujer lo miró como si quisiera arrancarle la cabeza.
— Cielo, fue por tu bien. Lay y yo pensamos que sería lo mejor. Además, les dimos una buena golpiza, ¿verdad, hijo?
—Ya lo creo. Una golpiza inolvidable.
Jaehyun puso una mueca cuando su madre se levantó para ir a llevar un par de platos a la cocina mientras Baekhyun la seguía a toda prisa. Entonces se inclinó hacia Ten y susurró:
—En realidad, nos detuvieron por una pelea, nos sacaron de la comisaría y salimos con ellos el resto de la noche hasta que amaneció.
Ten y yo nos echamos a reír bajito, y Kun sonrió mientras parecía recordar ese día sin apartar sus ojos de Jaehyun. Cuando los Jeong volvieron a la mesa, la conversación volvió a centrarse en temas menos delicados, como la exposición, la vida de Kun y Ten en Sídney, y los planes que tenían de cara a un futuro cercano.
—¿No han pensado en mudarse aquí?
Mi hermano frunció el ceño ante la pregunta de Taeyeon.
—Es complicado por el trabajo, ya saben. Ten es el director de la compañía, tiene muchas responsabilidades y ocupa un puesto importante.
—Aunque este lugar es precioso —lo interrumpió él.
—Sí que lo es —terció Jaehyun.
—Nunca se sabe —concluyó Ten, y no me pasó desapercibida la mirada algo sorprendida y esperanzada de mi hermano.
No hablé mucho durante el resto de la comida, porque me limité a escuchar y a mirarlos a todos mientras intentaba retener aquel instante en mi memoria. Después del postre, Baekhyun descorchó una botella de champán y, tras asegurar que la exposición sería un éxito y servir las copas, alzó la suya para brindar.
—Por la familia — dijo orgulloso.
ESTÁS LEYENDO
Lo que somos
RomanceHan pasado tres años desde la última vez que Renjun y Jaehyun se vieron. Ahora, Renjun está a punto de cumplir su sueño, y pese al pasado, Jaehyun necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Renjun tiene que...