Lo que somos

RENJUN

Estaba enfadado.

Enfadado con el mundo por ponerme en esa situación.

Enfadado con Kun por ser tan contradictorio.

Enfadado con Jeno porque no me había dicho lo que deseaba oír.

Enfadado con el profesor Lee por seguir insistiendo y volver a llamarme durante la hora de tutoría.

Enfadado con Jaehyun por todo.

Y especialmente enfadado conmigo mismo por estar a punto de perder una oportunidad, porque me resistía a descubrir si de verdad había superado esa parte de mi pasado e, irónicamente, mis sueños cruzaban ese sendero que llevaba años esquivando, y tenía que decidir si iba detrás de ellos o los dejaba escapar.

Las dudas envuelven, es como tener encima una cobija gruesa que no te puedes quitar y, cuanto más tiempo pasas debajo, más te ahoga. Yo había intentado desprenderme de esa cobija, pero no lo conseguía: cuando levantaba un extremo, el otro volvía a caer; cuando pensaba que tenía la respuesta delante de mí, el miedo acechaba de nuevo y me hacía dar marcha atrás y seguir caminando en círculo bajo todas esas dudas que me aplastaban.

Hasta que una mañana cualquiera respiré hondo y me decidí a arrancar esa cobija de un jalón. Intenté pensar fríamente, sin dejar que el enredo de sentimientos me atrapase una vez más. Me levanté de la cama, miré por la ventana y tomé una decisión.