El segundo gobernante

Capítulo 1: El Destierro y la Creación del Infierno

En los albores de la creación, Dios creó a Adán y a Lilit con los mismos derechos y condiciones. Sin embargo, Adán no logró comprender esto y deseó que Lilit se sometiera a él y cumpliera sus deseos. Lilit, siendo una mujer decidida y fuerte, decidió abandonar a Adán. Los ángeles que custodiaban el paraíso informaron a Dios sobre este suceso.

Al enterarse de la situación, el Padre Supremo decidió darle a Adán otra esposa para que la humanidad pudiera continuar. Sin embargo, debido a que Lilit no cumplió con su propósito de ser una buena esposa y ayudar a Adán a prosperar, Dios la desterró a las profundidades de la oscuridad.

Mientras el cuerpo de Lilit caía del Edén hacia un lugar de fuego y miseria, con todo el odio y rencor que surgía desde lo más profundo de su ser, maldijo a Adán y a Dios. Su maldición profetizaba que el más leal a Dios lo traicionaría y caería como ella.

Cuando la sangre de Lilit se mezcló con la lava de ese pozo de oscuridad, surgieron criaturas desconocidas. Sus huesos y fragmentos, combinados con otros materiales, dieron origen a seres nunca antes vistos.

Ese lugar de oscuridad y fuego fue habitado por seres que surgieron de la caída de Lilit.

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En el cielo donde la paz y la gloria reinaba ángeles y arcángeles apreciaban la creación de Dios, entre ellos se encontraba Lusbel, el más hermoso de los Arcangeles, inteligente y puro. Sin embargo, Lusbel comenzó a cuestionar la creación de Dios y su propósito, lo cual fue considerado como una perturbación por los demás arcángeles y ángeles.

Cuando Lusbel se enteró de los planes de desterrarlo, quiso que todos comprendieran sus ideas y abrieran sus mentes al conocimiento. Solo Eva, la segunda mujer de Adán, estuvo dispuesta a buscar el conocimiento y tener libre albedrío. Su acto de desobediencia al comer del fruto prohibido rompió el equilibrio que los ángeles habían mantenido.

Furiosa, la serafín más grande intentó desterrar a Lusbel de una vez por todas, pero él era el arcángel más poderoso. El cielo tuvo que unirse en fuerzas para desterrar a Lusbel y lanzarlo a la oscuridad eterna, con la esperanza de que pereciera como Lilit.

Sin embargo, Lusbel no sucumbió. Aunque herido, logró ponerse de pie y enfrentar a las criaturas que lo esperaban en ese lugar de oscuridad. Con un conjuro, logró alejar a todos los seres y resguardarse. Con el tiempo, sanó sus heridas y recuperó su fuerza.

Lusbel luchó contra las criaturas, derrotando a los más fuertes e inteligentes. Con el paso de los siglos, todos los demonios adquirieron una conciencia más sofisticada, aprendiendo de él. Ese lugar de fuego tomó otro nombre y el arcángel Lusbel se convirtió en Lucifer, el soberano del infierno.

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Lucifer contemplaba su reino con una sonrisa. Aunque había sido expulsado del cielo, logró crear un lugar propio: el infierno. A veces, cuando te echan de casa, tienes que encontrar un nuevo hogar.