capítulo 53: celebración y noche de bodas

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La celebración de la boda estaba en pleno apogeo. El salón estaba decorado con luces brillantes y colores vibrantes, creando un ambiente de alegría y magia. La música resonaba en el aire, invitando a todos los presentes a unirse en la pista de baile.

Los invitados, que incluían a los pecados capitales y las familias de la realeza demoníaca, estaban deslumbrados por la grandiosidad de la celebración.

Vestidos elegantes y trajes impecables llenaban la sala, mientras los sirvientes demoníacos se movían con gracia, sirviendo deliciosos manjares y exquisitas bebidas.

Lucifer, el recién casado, no podía apartar la vista de Alastor, su amado esposo.

Aunque la celebración estaba en pleno apogeo, sus ojos solo veían a Alastor, quien sostenía a Charlie en sus brazos.

La pequeña niña estaba vestida con un hermoso vestido de un rosa apagado, que resaltaba su inocencia y dulzura. Una pequeña coronita adornaba su cabeza, recordándole a todos que ella era la princesa del inframundo.

El baile de los esposos era el momento culminante de la celebración. La música se volvió más suave y romántica, creando un ambiente íntimo y mágico.

Lucifer y Alastor se tomaron de las manos y comenzaron a moverse en perfecta armonía, como si estuvieran en su propio mundo.

Cada paso, cada giro, era un reflejo del amor y la pasión que compartían. Sus ojos se encontraban constantemente, transmitiéndose mensajes silenciosos de complicidad. Los invitados los observaban con admiración, cautivados por la belleza y la intensidad de su baile.

Mientras Lucifer y Alastor se movían al compás de la música, Charlie los miraba con ojos llenos de inosencia y todo el cariño Quiero una pequeña bebé podría dar .

La celebración continuó hasta altas horas de la noche, llena de risas, bailes y felicidad. Todos los presentes se unieron en una sola voz para brindar por la unión de Lucifer y Alastor. Era una celebración maravillosa, llena de esplendor y magia, donde el amor reinaba supremo y todos los corazones se llenaban de alegría.

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Después de que la celebración llegó a su fin, los recién casados caminaron por el pasillo del palacio hacia el jardín, envueltos en besos mojados y ardientes. Habían dejado a Charlie al cuidado de Rosie, quien se encargaría de velar por ella mientras ellos disfrutaban de su noche de bodas.

Alastor rodeó la cintura de Lucifer, presionándolo más contra su cuerpo, intensificando el beso mientras avanzaban hacia el jardín. A medida que se separaron, Lucifer sintió cómo el aire se volvía un poco más denso y la atmósfera cambiaba a su alrededor. De repente, se encontraban en otro lugar.

Eran la misma cabaña donde Alastor le había pedido matrimonio. Ingresaron nuevamente, envueltos en otra ronda de besos y caricias, despojándose de la ropa en el camino hacia la habitación.

_ ¿Estás seguro de que estás bien para esto? _ preguntó Alastor, un poco inseguro de seguir adelante. _ Apenas ha pasado un mes desde el nacimiento de Charlie

_ Estoy bien, cariño, no te preocupes_  aseguró Lucifer, colocándose encima de Alastor.

_ Además, ¿no me vas a decepcionar en nuestra noche, verdad?_ agregó con un tono seductor y burlón, moviendo sus caderas sobre la intimidad de Alastor, quien sostuvo sus caderas para presionarlas más fuerte, haciendo que Lucifer gimiera.

_ De acuerdo_ dijo Alastor mientras desabrochaba su camisa y abría el cierre de su pantalón. _ Tú lleva el control, mi cielo_ susurró roncamente en el oído de Lucifer.

Lucifer, con un chasquido, se deshizo de sus pantalones y ropa interior, quedando desnudo sobre Alastor. Besó a su ahora esposo con intensidad, gimiendo cuando sus propios dedos lo dilataron para el acto.

Cuando sintió que era suficiente, colocó el erecto miembro de su esposo debajo de su entrada.

_ Bien, cariño, iré despacio_  jadeó Lucifer cuando dejó caer poco a poco sus caderas.

_ Tómate tu tiempo_ Alastor sostenía los blancos muslos mientras evitaba las ganas de estamparse en el interior del hermoso ángel que tenía sobre él.

El demonio rugió con satisfacción cuando fue completamente envuelto por Lucifer, quien temblaba pero solo bastó un momento para que comenzara a mover sus caderas de manera deliciosa, subiendo y bajando con fuerza y rapidez.

Cada vez que subía y bajaba, la intensidad aumentaba.

Lucifer se había olvidado del placer de su marido por un instante y solo pensaba en lo delicioso que se sentía montarlo, tenerlo dentro y golpear su punto dulce.

_ ¡Ah, sí! _ gimoteó cuando su orgasmo llegó y su cuerpo sintió la descarga.

Miró hacia abajo y se encontró con el rostro de Alastor, quien lo miraba totalmente excitado. Sintió las manos de su demonio siervo agarrar sus caderas para moverlo de nuevo, haciéndolo delirar por un instante, para luego sentir cómo Alastor salía de él y eyaculaba fuera de su cuerpo.

Ambos se recuperaron y comenzaron a respirar más lento y con calma. Se acostaron uno al lado del otro, la pasión se había desbordado esa noche.

















El segundo gobernante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora