capitulo 55: Marcas por la mañana

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Después de la conversación que tuvieron, Alastor intentaba pensar en las posibles razones por las cuales habían sido convocados a una reunión en el cielo y, sobre todo, cómo se habían enterado.

Si bien los ángeles eran seres divinos e inimaginables, si el cielo representaba una amenaza para su reinado, no dudaría en acabar con ellos.

Suspiró y miró a su hija dormida en la cuna. No permitiría que nadie dañara a su pequeña Charlie. Su sombra revoloteó y meció la cuna de la bebé antes de salir de la habitación hacia la suya.

_ ¿Estás bien, Al?_ preguntó Lucifer al ver la sonrisa un tanto distorsionada de su esposo.

_ Simplemente no puedo dejar de pensar en la idea de ir al cielo_ respondió Alastor. _Pero tranquilo, sé que sea lo que sea, podremos enfrentarlo.

_ Claro que lo sé, amor. También sé que no eres débil_ dijo Lucifer mientras abrazaba a Alastor por los hombros desde atrás, mientras este estaba sentado al borde de la cama._ sobre todo ahora que tu poder ha aumentado

_ ¿En serio? No lo he notado_ respondió Alastor liberando un poco de su magia y notando que el color verde de su poder había cambiado ligeramente a un tono más oscuro.

_ No lo has notado porque aún no has probado tu poder. Hemos estado concentrados en otras cosas_ explicó Lucifer.

_Me hubiera gustado tener tiempo para probar mi poder ahora que ha aumentado ligeramente_ expresó Alastor.

_Habrá oportunidad, cariño_ aseguró Lucifer.

Lucifer giró el rostro de su esposo y lo besó lentamente y con cariño. Se separaron con calma.

_Te ves bien_ admiró Alastor al darse cuenta de que Lucifer solo llevaba una de sus camisas rojas.

_¿Te gusta?_ preguntó Lucifer con tono coqueto, colocando las manos en la cama.

_Sí, me gusta. Te queda bien_ respondió Alastor.

_ Obviamente, soy el ser más hermoso de la creación_ afirmó Lucifer con confianza.

_ Sí, y eres mío_ dijo Alastor atrayendo a Lucifer hacia él para volver a besarlo, sujetando sus caderas de manera posesiva.

_ Jeje, cariño, aunque amo hacer el amor contigo, esta noche no_ detuvo Alastor cuando sus besos bajaban por el cuello de Lucifer hacia su pecho.

_ ¿Por qué no? Estás tan lindo y caliente_  susurró Alastor mientras acostaba a Lucifer de espaldas y se colocaba encima de él, comenzando a besar nuevamente uno de sus pezones.

_ Oh, cariño, ten cuidado. Mis pezones están sensibles por la lactancia_ advirtió Lucifer.

_ Lo sé, cielo. Seré rápido, tenemos que dormir para nuestra reunión de mañana_ respondió Alastor.

_ Está bien_  jadeó Lucifer al sentir los largos dedos de su esposo penetrándolo, preparándolo.

_ Estás muy sensible, esto será rápido_ sonrió Alastor al ver lo rápido que Lucifer ya estaba listo, introduciendo dos dedos en él.

Cuando sintió que estaba listo, Alastor retiró sus dedos y los reemplazó con su miembro, penetrándolo de manera rápida y profunda.

Lucifer sentía cómo era embestido y solo podía gemir. Estaba seguro de que al día siguiente tendría un ligero dolor en las caderas, pero eso no importaba en ese momento.

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Al día siguiente, Lucifer despertó sintiéndose tranquilo. Movió sus piernas y se quejó un poco, recordando la noche de pasión que había tenido con su esposo.

Sonrió con cuidado mientras se levantaba de la cama y se colocaba una bata. Se dirigió al baño, se estiró un poco y entró a la ducha para asearse antes de ir a desayunar con su esposo e hija.

Mientras se lavaba el cuerpo, al salir de la ducha y colocarse una toalla alrededor de la cintura, se miró al espejo y se sorprendió al ver varias marcas de chupetones y mordidas en el pecho y cuello.

Tocó las marcas con cuidado, sintiendo cómo sus mejillas se ponían rojas. Recordó que había tenido una noche intensa con su esposo y luego se habían quedado dormidos. Ni siquiera en su primera vez juntos o en su luna de miel le habían dejado tantas marcas.

Caminó hacia el espejo de cuerpo completo y sintió algo extraño cuando sus muslos se rozaron. Se deshizo de la toalla y vio que sus muslos internos también tenían varias marcas. Aunque esto ya había sucedido antes, de igual manera se sonrojó.

Se apartó de esos pensamientos y se vistió, saliendo de la habitación y dirigiéndose al comedor, donde encontró a su esposo y su pequeña hija esperándolo.

_ ¡Buenos días, mis amores! _  saludó emocionado.

_ Lucifer, cielo, buenos días _ respondió Alastor, levantándose para mover la silla y que Lucifer pudiera sentarse.

_ Tu papá Al es todo un caballero, manzanita _ le habló a su hija, a quien cargó y sentó en su regazo.

_ ¿Cómo amaneciste, cielo?_, comentó Alastor, haciendo una señal al sirviente para que sirvieran el desayuno.

_Bien_ no pudo evitar que un poco de vergüenza se colara en su respuesta.     _ Solo que... esta vez dejaste muchas marcas, cariño _  susurró para que los sirvientes presentes no pudieran escuchar.

_ Lucifer, sabes que no puedo resistirme a tu sangre_ comentó Alastor, bebiendo su café. _Se ha convertido en mi adicción desde que la probé

Lucifer no pudo evitar sonrojarse. Su esposo podía ser demasiado sincero a veces.

_ Al, cariño, no digas eso delante de nuestra hija_ le reprochó suavemente.

_ Está bien, cielo

Ambos esposos desayunaron de manera tranquila, entre pequeñas charlas, hasta que llegó la tarde y Rosie con Husk llegaron para cuidar a Charlie mientras ellos tenían su reunión en el cielo.

















El segundo gobernante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora