Capítulo 25: La Furia de Alastor

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Alastor observó con atención mientras Lucifer se acercaba lentamente, sus palabras resonando en su mente. Celoso, ¿él? No, eso no podía ser. Pero algo en su interior se removió, una sensación desconocida que comenzó a consumirlo.

Sin embargo, antes de que pudiera procesar completamente sus emociones, Alastor notó algo que lo enfureció aún más. El soberano no llevaba puesto el anillo de compromiso. ¿Acaso Lucifer no quería que nadie supiera de su compromiso? ¿Por qué tenía que ocultarlo?

La ira y los celos comenzaron a apoderarse de Alastor, y su figura se volvió aún más imponente y aterradora. Lucifer, por su parte, comenzó a ponerse nervioso. Nunca antes había visto a Alastor enfadado, y mucho menos dirigido hacia él. El rey demonio intentó calmar a Alastor, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos.

_Alastor, por favor, cálmate. No hay nada de qué preocuparse. El anillo simplemente se me olvidó ponerlo esta mañana_ intentó explicar Lucifer, su voz temblorosa.

_ ¿Olvidado? ¿Cómo puedes olvidar algo tan importante? ¿Acaso no te importa nuestro compromiso?_ exclamó Alastor, su voz llena de furia.

Lucifer intentó tomar una de las manos de Alastor en un gesto de consuelo, pero el demonio ciervo reaccionó de manera violenta. Empujó al rey demonio con fuerza, haciendo que retrocediera unos pasos. En ese momento, Alastor desapareció utilizando su sombra, dejando a Lucifer solo y confundido.

Lucifer se quedó parado en medio de la habitación, sintiendo cómo la ira y los celos de Alastor lo habían consumido por completo. Nunca antes había visto a su amado demonio ciervo tan enfadado, y eso lo asustaba. No sabía cómo había llegado a este punto, pero estaba decidido a arreglar las cosas.

_Alastor, por favor, regresa. Necesitamos hablar_ susurró Lucifer en voz baja, esperando que sus palabras llegaran a oídos de su amado.

Pero no hubo respuesta. El silencio reinaba en la habitación, y Lucifer se sintió más solo que nunca. Sabía que tenía que encontrar a Alastor y resolver esta situación, antes de que los celos y la ira los separaran para siempre.








El segundo gobernante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora