Capítulo 28: La Reconciliación

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Alastor se encontraba sumido en sus pensamientos, reflexionando sobre lo que había sucedido. Aunque no sentía un verdadero arrepentimiento, sabía que seguir por el camino de la ira y el resentimiento no era una buena opción. Si esta situación avanzaba, pondría en peligro su relación con Lucifer y, por ende, su posición como futuro soberano del infierno. Además, se dio cuenta de que sus acciones podrían causar daño al bebé, lo cual ponía en peligro todos sus planes cuidadosamente trazados.

Con una determinación fría en su mirada, Alastor decidió reconciliarse con Lucifer. No era por amor romántico, sino por conveniencia y para asegurar el éxito de sus planes. Sabía que debía dejar de lado los celos y la rabia

Lucifer, por su parte, se encontraba destrozado por la distancia que se había creado entre ellos. No podía soportar la idea de perder a Alastor, el padre de su hijo. Aunque su corazón estaba roto, sabía que debía escuchar lo que Alastor tenía que decir.

En ese momento, Alastor se acercó a Lucifer, con una expresión impasible en su rostro.

_ Lucifer, esto no puede seguir así. No puedo permitir que nuestras diferencias nos separen. _ Aunque no sienta un verdadero arrepentimiento_ entiendo que nuestras acciones están poniendo en peligro todo lo que hemos construido y sobre todo ahora quedaremos el gran paso de casarnos _ dijo Alastor con voz firme y directa.

Lucifer, entre sollozos, levantó la mirada y encontró la mirada de Alastor. Aunque su corazón aún estaba herido, vio la determinación en su pareja y sintió una chispa de esperanza.

_ Está bien, Alastor. No puedo soportar perderte_  respondió Lucifer, con la voz entrecortada por la emoción.

Alastor asintió, sin mostrar ninguna emoción en su rostro. Sabía que no podía permitirse ser demasiado sentimental en ese momento.

Aunque Alastor no mostraba un verdadero arrepentimiento y no había romanticismo en su actitud, su determinación por mantener su relación con Lucifer generaba incertidumbre sobre el futuro de su amor.

Ahora, juntos, debían enfrentar los desafíos que les esperaban.








El segundo gobernante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora