Capítulo 22: El Soberano y sus Deberes

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Después de comprometerse, Alastor no había visitado al rey en un tiempo, lo que dejó a Lucifer un poco triste. Tal vez solo estaba un poco paranoico, el embarazo lo tenía muy sensible y sentimental, pero esperaba con gran anhelo a su bebé.

_ Tranquilo, manzanita, tu padre vendrá a visitarnos pronto_ habló tocándose su aún plano vientre. _ Solo está ocupado, es un Overlord muy poderoso, un demonio con muchos pendientes _ Esas palabras parecían que ya no iban dirigidas hacia el bebé, sino a tratarse de convencerse a sí mismo.

Suspiró y dejó la pluma que sostenía. El infierno sí que se estaba sobrepoblando, tenía que hallar alguna manera de resolver ese inconveniente.

No quería que una guerra se desatara en todo el infierno, pues las disputas por el poder de territorios estaban haciéndose constantes. Los señores infernales trataban de conservar su poder y posición, al igual que otras familias de la nobleza infernal imponían su presencia para que no olviden su estatus.

Los pecados capitales trataban de mantener el orden en cada anillo del infierno y él, como emperador de todo el infierno, trataba de mantener todo en calma. No quería que los demonios comenzaran a pelear entre sí, haciéndolo tomar decisiones que realmente no querría.

Sobó el puente de su nariz como muestra de estrés. Esto no debería ser bueno para su embarazo, no quería causar algo que dañara al pequeño ser que se creaba dentro de él. Pero los asuntos como el emperador del infierno se volvían cada vez más estresantes de lo que habían sido todos estos años.

_ Su majestad, disculpa por interrumpir_ habló un sirviente que entraba en su oficina haciendo una reverencia. _ Pero él estaba tocando la puerta y no me contestaba_  explicó. _ Vine a informarle que su reunión con el patriarca de la familia Goesia iniciará en unos minutos

_ Por supuesto, casi lo había olvidado. Puedes retirarte_ se levantó de su asiento y tuvo que sostenerse del escritorio. Un terrible mareo lo había asaltado.

_ ¿Se encuentra bien su majestad?_ preguntó el sirviente un poco confundido.

_Por supuesto que sí_ habló imponente, haciendo que el sirviente se sintiera nervioso.

Después de eso, salió de su oficina y se dirigió a la sala donde se realizaría la reunión.

_Mi amado soberano_ habló el demonio más alto cuando vio a Lucifer entrar por las puertas.

_Goesia, resolvamos este asunto rápido, no estoy de humor ahora mismo

Ambos conversaron y llegaron a un acuerdo acerca del problema que estaba surgiendo con una familia infernal.

Salió de esa reunión un poco irritado, ese demonio tan arrogante y egocéntrico hacía que su cabeza doliera.

Solo quería llegar a su habitación, encender la radio y escuchar las transmisiones de su querido prometido.






El segundo gobernante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora