REFLECTORES EN EL HIELO.

Capitulo 26.

Al llegar a casa Matías corrió a los brazos de mi mamá y rompió en llanto y mi mamá sin entender solo lo abrazo, le dijo cosas bonitas y se lo llevó al cuarto.

-¿Las cosas salieron mal?.-Las voz de mi papá hizo que lo miré.

-Espantosas papá, no solo salieron mal, salieron estrepitosamente espantosas.-Me senté en la sala.-No debí llevar a Mati ahí.

- Tú mamá lo va a calmar, tranquilo, por qué mejor no me cuentas que pasó muchacho.-Le conté lo que había pasado y mi padre hizo una mueca.

-Vaya que mal, creó qué ella acaba de alejar a su hijo sin siquiera notarlo.-Mi padre suspiró.-Llego esto para ti y Mati.

Me dió un sobre, lo abrí y era una postal de Agus que estaba de paseo con su novia, sonreí y la guarde.

-Enzo.- Mamá apareció en la sala.-Esta dormido , me contó lo que pasó, que se cree esa señora al tratar mal a Mati.

-Si madre.-Dijo mi padre.-Siente que tiene el derecho de hablarle por qué es su madre.-Explico.

-Pues déjame decirte alfa.-Le dijo mi madre a mi padre.-Que yo crié buenos hijos, responsables y amorosos, que no van por la vida abandonando omegas.

-Lo se Camila, pero eso la Mamá de Matías no lo sabe, se dará cuenta con el tiempo, nada que digan va a cambiar el pensamiento de una persona heridas, solo hechos, así qué en verdad no importa como sea Enzo, si ella no quiere creer que el es bueno no lo hará y ya.-Mi madre suspiro cansada.

-El está destrozado, destrozar el corazón de su propio cachorro, eso es maldad.-Mi papá no contestó.

Nos quedamos en la sala en silencio hasta que mi padre se levantó.-Voy a subir a ver a Matías.

Mi padre subió las gradas y yo me apagué donde mi madre que me acarició la cabeza.- Tú eres muy bueno mi cachorro.- Le sonreí, me gustaba tener treinta y seguir siendo el cachorro de mi madre.

Pov... Matías.

- Matías.-Escuche en medio de qué estaba dormitando, abrí los ojos y me saqué las lágrimas para ver al papá de Enzo.

-Señor, perdón por el escándalo.-Me disculpé, me sentía mal en verdad.

-No hay problema, Enzo me platicó lo qué pasó con tú mamá.-Asenti.

-Sabia que no reaccionaría bien, ella es muy cerrada en el tema.-Suspire.

-Te voy a decir algo, qué evidentemente no puedo decirle a Enzo o a mi esposa.-Se sentó a mi lado.-Mira cachorro, Emilia tú mamá ha sufrido demasiado injustamente, tú padre fingió amarla y la dejó, pero no fue solamente el quien la lastimó.- Yo miré al papá de Enzo.- Cuando tú padre y yo en verdad éramos amigos y Emilia tuvo a tú segundo hermano ella aún no tenía una marca, no tenía la marca de tu padre es decir, por qué su esposa tampoco la tenía.-Suspiro.-Asi que yo decidí empezar a molestar a tu madre, no en el sentido romántico qué piensas, pero si tenía intenciones de hacerme cargo de tus hermanos a espaldas de Camila, con dinero y cosas, por qué me sentía de una forma responsable de que mi amigo fuera un inmaduro.-Suspiro de nuevo.- Tu madre era linda, tenía dos cachorros que mi amigo no quería y le prometí muchas cosas qué obviamente más tarde no cumplí, por qué bueno yo ya tenía una familia, Enzo ya existía y aún qué tenía dinero no podía usarlo por qué mi empresa no era tan grande, pero si trate de ayudar, le compré el primer departamento pero meses después ella se quedó embarazada de tí, de el mismo idiota de tú padre y yo pensé qué si a ella tu padre le agradaba tanto pese a qué ya se había dado cuenta que era un idiota yo no iba a  seguir ayudándola, tampoco cumplí eso.-Se carcajeo.-Viajaba a Argentina con frecuencia y aprovechaba para llevar a tu padre conmigo, tú desde muy pequeño eres un Omega encantador.-Puso su mano en mi cabeza de forma cariñosa y me despeinó más de lo que ya estaba.-Entonces de cierta forma cuando tú padre iba a verte yo estaba ahí con el, creó qué tú no me recuerdas, solo lo recuerdas a el, por qué bueno el es tu padre, el punto es qué cuando tú abuelo murió tú tenías ese anillo.-Señalo el anillo de compromiso de mi dedo.-Colgado en tu cuello con una cadenita, un gran collar para un Omega tan pequeño, tu padre te lo sacó para subirte a uno de sus autos y me lo encargó, y al final yo no te lo pude devolver, así qué yo sé lo regale a mi madre al volver a Uruguay, necesitaba ocultar que me había robado algo sin querer y mi madre tenía sus años ya se le olvidaba las cosas así que nadie se fijó en el anillo, luego ya no te lo devolví por qué deje de ir para Argentina, tú padre fue unos años más pero yo tenía obligaciones diferentes en otros lugares, y una familia.- Puso su mano en la mía.- Hubiera querido estar presenté como se lo prometí a tú mamá, tal vez ahí la vida le hubiera sonreído un poco más, pero al final cuando llegaste a casa fue imposible no reconocerte, y obviamente ese anillo tenía que volver a ser tuyo.-Me dió una palmadita.-A lo que quiero llegar Mati, es qué la gente comete errores de los que se arrepiente y créeme que tú madre no va a estar enojada por siempre, ella te ama solo qué está cansada de qué la lastimen, y no quiere que te suceda lo mismo.

-Usted compro la casa en la que crecí.-El papá de Enzo asintió.

-Si, quería ayudar en verdad.-Sonrei.

-Muchas gracias señor.- Agradecí, si íbamos a ponernos negativos quien sabe y si no era por el no teníamos ni casa.

-Gracias de qué.-Se burló.- pude ayudar mejor y no lo hice.

-No era su obligación hacerlo.

-Tienes razón, pero bueno ahora estás aquí y por cosas del destino y sus caprichos eres Omega de mi hijo.-Me abrazo.-Y eres como un hijo para mí y Camila, así que arriba esos ánimos cachorro, qué la vida se hizo para qué sonrías.- Y ahí en ese momento lo recordé.

Recordé que lloraba por qué no quería subirme al carro de mi papá y un señor alto bajó su mano a acariciarme la cabeza y me dijo, "Los autos son lindos, vas a ver qué te gustan, no llores , así que ánimo qué la vida se hizo para qué sonrías", abrí mis ojos en grande, todo este tiempo había pensado que esa frase me la dijo mi papá, pero no había sido el.

-Gracias por todo.-Lo abracé.-Gracias muchas gracias, señor.

-De nada cachorro.-Suspire y ahora me sentía un poco mejor.

Bajamos las gradas y corrí a sentarme junto a Enzo y su mamá y lo abracé.-Hola alfa.

-Hola Omega.-Me beso la frente.-¿Cómo te sientes?.

-Muchísimo mejor, ¿Cuando empezamos a decorar nuestra casa?.- Enzo me sonrió.

-Cuando quieras.-Tome su mano.

-Debemos decorar ese lugar, así que vamos levántate, salgamos de compras, quiero muebles, repisas, electrodomésticos, camas , cosas.-Tire de Enzo y el se levantó.

-No se diga más, nos vamos de compras de hogar.-Hablo la mamá de Enzo.

Salimos todos a los autos y de ahí al centró comercial.-¿Te sientes bien?.

-Estoy algo triste alfa por mi madre, pero estoy bien, no te preocupes, quiero concentrarme en mi felicidad a tu lado por ahora.-Enzo sonrió y me dió un beso en la mano.

-Te amo.

-Yo también.-Sonrei.- Te amo Enzo.