Capítulo 10

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Mientras los paramédicos intentaban estabilizar a Poché, Calle no podía dejar de pensar en que iba a ser de ella si la persona más importante de su vida no despertaba, si realmente la vida se enzañaría lo suficiente como para arrebatársela

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Mientras los paramédicos intentaban estabilizar a Poché, Calle no podía dejar de pensar en que iba a ser de ella si la persona más importante de su vida no despertaba, si realmente la vida se enzañaría lo suficiente como para arrebatársela. Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras Abi la abrazaba repitiendo que Poché saldría de aquello, pero incluso esta lloraba.

-Venga Pitufo, levanta- Pidió Mari entre dientes.

-Vamos Pochas, tu puedes- Abi tomó la mano de Mari sin soltar a Calle.

-No me dejes Gorda, por favor- Calle dejó escapar aquellas palabras como quien deja escapar un suspiro al viento, y, de repente, Poché despertó- ¡Gordi!- Calle tomó su mano mientras los paramédicos metían la camilla en la ambulancia- Tranquila, estoy contigo.

-Nadie puede con nuestra Pochas- Abi sonreía mientras observaba la ambulancia marcharse.

-Mala hierva nunca muere- Mari dejó escapar una carcajada que contagió a Abi.

Poché no tuvo que quedarse en el hospital, al parecer solo había sido una herida superficial que no había dañado ningún órgano o arteria importante.

-De ninguna manera Gorda, te quedarás en mi casa hasta que te recuperes- Repetía Calle mientras conducía hacía su casa. Poché tuvo que darse por vencida ante la castaña.

Un par de días despues, Poché estaba completamente recuperada, Calle la había cuidado como a una niña pequeña, se preocupaba por su dieta, sus horas de sueño, sus medicinas... y, aunque por fuera le repetía que parecía su madre, en el fondo Poché estaba encantada con las atenciones de Calle.

Aquella tarde, Poché recibió una llamada de Sebastián, informándole que Johann quería verlas a Calle y a ella.

-¿Que querrá?- Preguntó Calle con la mirada fija en la carretera.

-No lo sé Dani, pero supongo que será algo importante si Sebastián se prestó para ayudarle- Poché dejó el móvil sobre sus piernas al ver que habían llegado a su destino.

-Hace tiempo que no vengo aquí- Calle observaba la casa con nostalgia, Poché se bajó despacio del coche, aunque aún no pudo evitar quejarse de dolor- Espera te ayudo- cuando Calle estuvo al otro lado del coche, Poché ya había bajado.

-Tranquila, yo puedo- Poché sonrió mientras Calle la tomaba del brazo para ayudarla a subir las escaleras.

-Pero me gusta ayudarte Gorda- ambas sonrieron.

Calle suspiró antes de tocar el timbre. La puerta fue abierta rápidamente por Sebastián, tenía un aspecto cansado, pero sonrió en cuanto vió a las chicas.

-Girls!- Abrazó a Calle aún sonriendo, luego a Poché con cuidado de no hacerle daño- Que bueno que estéis aquí.

-¿Que tal estás loquito? Por tu cara yo diría que no te vendría mal echar una siesta- Las palabras de Poché hicieron que todos se echaran a reir, se sentaron en el salón.

How You Get The GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora