María José Garzón siempre ha tenido dos cosas muy claras en su vida:
1- Está locamente enamorada de su mejor amiga.
2- Ella no le corresponde.
¿Qué pasaría si un día su gran secreto sale a la luz?
¿Daniela le corresponderá?
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Calle y Poché seguían en lo alto de la Torre Eiffel, observando el magnifico horizonte. Poché se giró hacía Calle enviándole una mirada alegre, la castaña la observó con confusión.
-Quiero pedirte algo Dani- La muchacha observó a su, ahora, prometida, con detenimiento- Que nuestro amor sea eterno como París.
-¿Como París?- Calle parecía más confusa que antes, Poché dejó escapar una leve carcajada antes de volver a posar su mirada chocolate en el horizonte.
-Observa el horizonte Pez- la castaña no atendió a la petición de Poché- Es en serio- Sonriendo- Obsérvalo- Calle posó sus profundos ojos avellana en el horizonte parisino- Desde aquí, pareciera que la ciudad no tuviera límites, ¿Verdad?
-Cierto- Alegó Calle al descubrir a lo que la morena se refería. Todos los edificios provocaban una ilusión óptica en la que París parecía no tener una frontera definida más allá del horizonte.
-Seamos París- Calle sonrió acercándose a ella tomándola de la cintura.
-Si, seamos París- Poché aceptó su intención de robarle un beso con total felicidad.
No podían imaginar un momento más perfecto, la luz de la luna bañaba todo a su alrededor dejando un tenue resplandor con la muerte de las velas desgastadas por el tiempo. ¡Era increíble!
A falta de otro plan, Mari y Abi decidieron ir a comer a algún restaurante de la zona. Llegaron a uno bastante acogedor, con una esencia muy típica del país que lo resguardaba.
-¡Este sitio es precioso!- Espetó Abi mientras se sentaba, Mari le sonrió, realmente no pudo evitar percatarse de lo guapa que Abi se veía emocionada de aquella manera. Eran raras las veces que se quedaban solas, sin ningún plan disparatado que incluyera a ese par de locas que tenían por amigas, pero no, aquel día, simplemente, eran Abi y Mari, o Mari y Abi, un dúo poco habitual, el cual encajaba a la perfección-...¡Mariana!
-¿Q-Que?- Mari abandonó sus pensamientos avergonzada- Perdón ¿Que decías?
-El lugar- Hizo una pausa aun sonriendo- ¿Que te parece?
-Precioso- Contestó rápidamente.
-¿Te pasa algo?- Mari negó rapidamente con la cabeza- ¿Segura? ¿Algún problema con el divorcio?
-Juancho sigue insistiendo en que el divorcio es una locura- Hizo una pausa para, a continuación, dejar escapar un suspiro- Si no te importa Abi, preferiría cambiar de tema- Abi asintió sin decir palabra, lo que Mari tomó como un momento incómodo para la joven que debía solucionar- Oh, no me malinterpretes Abi, es solo que... todo gira entorno al divorcio estos días, no quiero amargar también la noche con eso.
-Tranquila Mari, te entiendo-Le envío un gesto de sinceridad, Mari sonrió agradecida.
-Gracias Abi- Un silencio incómodo se apoderó de la mesa por unos instantes, hasta que entró un mensaje al móvil de Mari.