María José Garzón siempre ha tenido dos cosas muy claras en su vida:
1- Está locamente enamorada de su mejor amiga.
2- Ella no le corresponde.
¿Qué pasaría si un día su gran secreto sale a la luz?
¿Daniela le corresponderá?
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Muchas veces desearíamos que los momentos perfectos duraran para siempre, nos aferramos a ellos intentando que esa felicidad que respiramos se quede en nuestras vidas. Es, muy ciertamente, uno de los mayores anhelos de nuestras pequeñas e insignificantes existencias.
Poché sostenía el brazo de Calle con despreocupación, habían pasado unas semanas increíbles, solo ellas contra el mundo. Para Poché nada había existido más allá de los deseos de su, ahora, esposa, mientras que para la castaña todas acciones eran pocas para complacer a su cónyuge.
Tocaron suelo colombiano en la tarde del 29 de Diciembre, deseosas de ver a su familia para compartir con ellos las fechas venideras, aunque, en el fondo, sabían que dejaban a su espalda una época de gozo que, difícilmente, volverían a vivir en aquellos tiempos.
No era que tuvieran certeza de algo, más bien era una pequeña sensación en su interior, algo, muy poco imperceptible, que las hacía estar alerta.
Calle empujó el carrito con las maletas aún con Poché aferrada a su mano, la cara de esta parecía destensada, tranquila, mientras que la castaña parecía tener algo rondando su mente, algo que opacada la felicidad en sus ojos, algo... que no tenía intención de compartir con su esposa, no por maldad, si no por el simple hecho de evitar una discusión que marcara, en conclusión, el final de ese tiempo, esas semanas, en que se habían pertenecido como jamás podrían hacerlo con alguien más.
-¿Estás bien Dani?- A pesar de sus intententos, Poché no pasó desapercibido el cambio repentino de Calle.
Había sido aquella mañana en el hotel, Poché salió del baño pocos instantes después de Calle, ella pareció sobresaltarse mientras revolvía algo de ropa sobre la cama, Poché se acercó a esta con sigilo, rodeandola par la cintura sin perder la sonrisa, le besó el cuello aún con gotas de agua. De repente, la castaña se apartó, alegando que debían darse prisa o se arriesgaban a perder el vuelo a Bogotá.
Si, eso era lo único que había pasado, muchos tratarían a Poché de tonta, ya que Calle no había mostrado ningún otro síntoma de disgusto, ni una palabra extraña, ningún rechazo, ningún recelo... nada, pero Poché la conocía perfectamente, ella podía observabar el brillo, ahora ausente, en los ojos de su esposa, ella podía advertir los problemas solo con verla.
Ayudó al taxista a meter el equipaje en el maletero mientras Calle dejaba el carrito junto a otro tanto de estos. Poché la observó por un instante, intentando buscar alguna acción que se pudiera mal interprentar... algo... que le diera sentido a la sensación que cargaba en su interior.
Calle se detuvo frente a la morena con la mirada perdida, llamó su atención pronunciado el nombre de esta, la cual, por fin, reaccionó entrando en la parte trasera del coche antes de apartarse para darle paso a su esposa.
La mirada avellana de Calle se perdió en dirección a la ventanilla del coche mientras mantenía entrelazada la mano de Poché a la suya. ¿Que era lo que había provocado esa sensación que ocultaba a su esposa?