Prince Incendié [Traducción Español]

[13] El gemelo.

Capitulo 13.

King había dormido muy bien. Quizás demasiado bien. El ruido de la ciudad no había conseguido despertarlo.

Ya era mediodía cuando abrió los ojos. Se levantó un poco apresuradamente antes de recordar que no tenía ninguna obligación de estar en pie de guerra aquí. Ya no estaba en Onigashima. No tenía que levantarse al amanecer para lidiar con las estupideces que Queen había hecho el día anterior. Aliviado, dejó caer su cabeza sobre las suaves almohadas de su cama. Si pudiera disfrutarlo un poco, sería un placer. Aunque los volantes y la gasa rosa no eran sus favoritos, apreciaba ese contacto en su piel. La gentileza fue más que bienvenida. Estaba un poco sorprendido de que Katakuri no hubiera venido a despertarlo, tal vez se había olvidado de levantarse. No era el tipo de hombre, pero cualquiera que fuera la razón por la que se quedó dormido, estaba agradecido.

Cerró los ojos y descansó un poco más. El ala le dolía cada vez menos pero aún le costaba moverla. Acostado como estaba, podría intentar hacer un poco de ejercicio de musculación. Estiró su ala tanto como pudo, haciendo una mueca cuando la flexión se volvió dolorosa. Podía levantarla sin dificultad, pero no se abría completamente. Sus plumas más largas estaban rotas y caerían pronto. Era feo, pero era una buena señal. Pronto aparecerían noticias. Estimaba su curación completa en un mes, quizás dos.

Curiosamente, la perspectiva de quedarse atrapado en esta isla durante dos meses no le irritaba tanto como habría pensado. Sólo había estado allí unos días y al final estaba mucho más relajado que de costumbre. Los Homies eran insoportables y las leyes de Big Mom no tenían sentido, pero nada lo había enojado realmente desde que estuvo aquí. Habitualmente, a esta hora del día, se encerraba en su habitación para quitarse la mascarilla, comer un poco y disfrutar de los únicos diez minutos de paz de su día. El resto del tiempo lo pasó enojándose y ladrándoles a todos para que el castillo no se derrumbara. Tal como estaba ahora, descansado y tumbado sobre cojines, se sentía como si estuviera de vacaciones.

La palabra "vacaciones" se hizo más fuerte y resonó en su cabeza. El rostro de Kaido apareció claramente y una profunda vergüenza se apoderó de sus entrañas.

No sabía nada del destino de su capitán ni de Onigashima. Apenas había mirado, ni siquiera había provocado un disturbio para conseguir respuestas. Podría haber prendido fuego a la isla, degollado a un niño del clan Charlotte para hacerse oír, esposado o no. Pero él no había hecho nada. Había elegido la calma y la espera. Katakuri lo había respetado y él se lo había correspondido manteniéndose reservado. No era su costumbre y se culpaba por ello. Finalmente, también era sensible a los encantos de un ambiente de cuento de hadas. Esta ligereza, este aparente descuido, la cortesía casi sobrehumana de Katakuri, todo esto había adormecido su vigilancia. La prueba es que estuvo dormido toda la mañana.

Lo había necesitado pero la rapidez con la que había aceptado esa ociosidad le asustaba. Su falta de curiosidad también. Tenía que ser más exigente que eso, no estaba allí para curarse. ¿Quién sabe qué podría haber pasado en Onigashima en su ausencia? Katakuri afirmó no tener noticias – menos aún desde su “sanción”, sin duda – pero eso le parecía realmente irreal. Esta guerra inevitablemente dejó su huella en el mundo, creó nuevos conflictos y engendró nuevos monstruos. Los nombres de Kaido y Big Mom no podrían  haber  desaparecido así.

Se levantó de una vez por todas y cogió ropa al azar del armario. El estaba pensando. Normalmente habría intentado extraer información de Katakuri por la fuerza, pero sintió que no necesitaba llegar tan lejos. Lo había rodeado y comprendió que el diálogo era más que suficiente para sacarle algo. Eso también fue inusual. King estaba tan acostumbrado a apretar los dientes y continuar con los conflictos, incluso llegar a las manos con sus propios colegas, que se encontró indefenso frente a alguien que era completamente razonable. Siempre tuvo que luchar para hacerse escuchar pero estaba dispuesto a apostar que incluso si llegaba frente a Katakuri con un arma en la mano, mantendría la calma y tal vez incluso sería de buena fe.