La preocupación por una posible intrusión en el territorio había desaparecido rápidamente de la mente de King, y aún más rápidamente de la de Katakuri.
Por primera vez en su vida, estaba descuidando sus responsabilidades profesionales y familiares para centrar toda su energía en algo mucho más egoísta: su libido. Cada día, cada hora, era para él una oportunidad de descubrir una nueva sensación y nuevos placeres. Y a pesar de su torpeza, o de la de King, nunca se cansaba de sus intentos. Incluso se sorprendio de ser el más exigente de los dos. No se había librado completamente de su timidez, ni mucho menos, pero cuanto más pasaban los días, más se controlaba. Ya no ocultaba su rostro; quería observar a King todo lo posible y cada segundo que pasaba sintiéndose avergonzado era un segundo desperdiciado que podría haber guardado para admirar una de las muchas microexpresiones de su amante cuidando de él.
Pero aún no había perdido todo el sentido común y todavía quedaba algo de su calma olímpica en la voluptuosa bruma que le había nublado el cerebro. Se había dado cuenta de que King siempre intentaba complacerle, aunque eso significara descuidarse a sí mismo. No se había atrevido a decirselo–en cualquier caso, en aquel momento se veía incapaz de articular otra cosa que no fueran gritos–pero era consciente de que King lo estaba “manteniendo ocupado” para evitar perder el control sobre su propio cuerpo. Aceptaba las caricias y se mostraba más atento que nunca, pero huía del estado en que se había encontrado en su primera ocasión. Al igual que, consciente o inconscientemente, negaba a Katakuri la oportunidad de devolverle el favor. Katakuri comprendía su miedo y sabía lo suficiente de sí mismo como para saber cuál era la causa de su incapacidad para dejar que otra persona tomara el control de su cuerpo.
Sin embargo, le habría encantado mostrarle lo que se estaba perdiendo. Apreciaba cada uno de sus movimientos, incluso los que fallaban, y dada su inexperiencia, eran frecuentes. No le importaba la imperfección. Si había un ámbito de su vida en el que quería evitar la más mínima presión, era éste. La novedad, la complicidad y el inevitable placer que acompañaban a sus encuentros amorosos eran más que suficientes para él. Hacía tiempo que fantaseaba con la idea de que King se subiera encima de él, y ahora lo había conseguido. Y todo en este hombre lo satisfacía mejor que cualquier cosa que jamás hubiera imaginado. Y sin embargo...
No podía ignorar el miedo que aún persistía en los ojos de su compañero cada vez que parecía estar a punto de ceder.
Quería hablarle de ello, pero no sabía cómo abordar el tema. Tenía miedo de provocar su enojo una vez más y perder la confianza que King había depositado en él. También necesitaba encontrar el momento adecuado, porque después del sexo ya no estaba en condiciones de pensar con claridad. Era difícil no disfrutar del momento y dejarse llevar al expresar su afecto, incluso para alguien tan razonable como él. Si hubiera experimentado todo eso antes, seguramente le habría costado menos enfrentar esas conversaciones.
A veces casi se arrepentía de no haber aprovechado las oportunidades que sus hermanos le habían preparado cuando era más joven. Pero rápidamente alejaba ese pensamiento: no habría cambiado su trayectoria por nada en el mundo. King correspondía en todo a lo que siempre había buscado. Estaban destinados a encontrarse y superar sus problemas juntos, y nada podría convencerlo de lo contrario.
Eso no impedía que se encontraran en un punto muerto que, sin duda, solo Katakuri percibía en ese momento. Y necesitaba consejos.
Solo había una persona a la que podía acudir para eso, y ahora que estaba frente a ella, se sentía muy incómodo.
Brûlée lo había invitado a su casa, para asegurarse de que ningún oído indiscreto los escuchara. Lo había hecho más o menos en secreto–Katakuri debía mantener un perfil bajo–pero su pequeña casa en el mundo de los espejos estaba bajo su control exclusivo. Sabía que podía confiar en ella para guardar sus confidencias. Como siempre.
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Prince Incendié [Traducción Español]
Fiksi PenggemarTraducción del Frances al Español de la obra "Prince Incendié" Con permiso del Autor/a LawEsculape quien publica su obra tanto en ao3 como en Wattpad. King es la mano derecha de Kaido, emperador de los mares y feroz capitán de la tripulación de las...