[47] Comunicación

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No les había tomado a Katakuri y King más de diez minutos regresar a la comodidad y seguridad de los apartamentos de Katakuri.

Después de haberse deshecho milagrosamente de sus inhibiciones sin tener tiempo de entender lo que había sucedido, la excitación y el bienestar pronto dieron paso al pánico. Se fueron apresuradamente, luchando por vestirse y mortificados ante la idea de que alguien pudiera sorprenderlos en esa posición tan embarazosa. Afortunadamente para ellos, habían elegido bien su momento y el toque de queda los protegió de miradas indiscretas. Al menos, eso fue lo que Katakuri había decidido creer.

Aún estaba demasiado alterado como para pensar en las posibles repercusiones sobre su reputación si alguien los hubiera visto. King no se sentía más cómodo–de hecho, era el más avergonzado de los dos–pero una vez que la puerta se cerró tras ellos, empezaron a reír de nuevo. La última hora les parecía tan surrealista a ambos que no podían hacer otra cosa.

Ahora se había roto una cerradura. Katakuri aún no había tenido tiempo de averiguar cómo o por qué, pero cualquier vergüenza que pudiera haber sentido en presencia de King ya no estaba justificada. No después de haber sido montado de esa manera. Por eso le había pedido a King que lo acompañara al baño. Desde que "vivían juntos", los dos siempre habían tenido cuidado de mantener ese espacio privado e infranqueable. Tanto por timidez como por respeto a los límites del otro. Pero ahora, a ambos les parecía ridículo seguir escondiéndose.

Sin embargo, seguía siendo relativamente complicado para Katakuri mirar a un King completamente desnudo.

Se sentía ridículo; había visto y mostrado lo suficiente como para dejar de actuar con pudor, pero era más fuerte que él. Por su parte, King parecía tener más facilidad para desvestirse, pero también evitaba el contacto visual. Ambos habían tenido la buena idea de optar por un baño en lugar de una ducha, para que la espuma se encargara de suavizar su repentina fragilidad emocional al ocultar un poco sus cuerpos. Y la bañera era lo suficientemente grande como para que ambos pudieran acomodar sus rodillas en el pecho, dándose espacio el uno al otro.

Pero si mirarse a los ojos seguía siendo complicado, hablar no lo era, y ambos necesitaban desesperadamente discutir lo que había sucedido. Porque ninguno de los dos hubiera imaginado que un simple entrenamiento terminaría así.

Sigues sangrando—le informó Katakuri, señalando su cuello.

King llevó los dedos a la zona y observó las gotas de sangre que coloreaban su piel.

Se cerrará pronto, no te preocupes.

Sus dos alas reposaban sobre la loza de la bañera y temblaban ligeramente, revelando su agotamiento. Las antes majestuosas llamas que adornaban su espalda ahora se habían reducido a dos pequeñas flamas inofensivas.

—¿Estás seguro de que estás bien?—se preocupó Katakuri, temiendo haber sobrepasado un límite, aunque King ya le había asegurado en tres ocasiones que todo estaba bien.

—insistió él con una sonrisa—Todo está bien, solo que estoy... agotado. Literal y figuradamente.

Espero que sea una mejoría con respecto a antes—bromeó Katakuri.

King soltó una risita–obviamente estaba mejor–pero Katakuri adivinó por su mirada, de repente distante, que había recordado lo que había desencadenado su furia unas horas antes. No estaba seguro de si tenía derecho a interrogarlo sobre su pasado como espécimen de laboratorio. Ni si era el momento adecuado para eso.

Pero verlo encogerse aún más y apretar sus rodillas contra su pecho le dio mucha pena.

—¿Quieres hablar de ello?.

Prince Incendié [Traducción Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora