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David, no sé qué decir... yo... lo siento mucho, ¿Puedo? ¿Me permites, por favor... abrazarte?


Mi cuerpo se negaba a aceptarlo, no quería sentir de nuevo a nadie tocando mi piel, a nadie acercándose a mi, mi mente estaba muy quebrantada, al igual que mi cuerpo.


Déjame solo, por favor...— mi llanto se volvió ruidoso e imparable, me observaba con mucha preocupación, cubriendo sus labios ante la noticia desgarradora, yo aún no podía terminar de creerlo, me puse de pie despacio, el suelo estaba increíblemente frío y me generaba numerosos malos recuerdos.


Necesitaba un abrazo, más que nunca.

Tenía que llamar a mis amigos, tenía que decirles.

Ni siquiera yo podía asimilar la noticia aún.


Sé que no quieres verme, pero por favor, déjame llamar a chofer, y que nos lleve a la clínica ahora... para que puedas verla.

Quiero... yo... quiero... estar solo...— susurré cubriendo mi rostro — ... Quiero que te vayas, ya nada tiene sentido...

Quería verla, pero no sabía qué decisión tomar, en tan solo un instante, una llamaba me había dado la noticia de que me había quedado solo en el mundo.


SOLO.

Me giré para entrar a la casa, intenté cerrar la puerta pero él la detuvo.


No te voy a dejar solo, no me pidas eso David.


Me mordía los labios intentando no llorar, aguantándolo, peleando contra mis sentimientos y temblando. Experimentaba la profunda devastación y no podía contener el temblor que me invadía.


¿Puedo abrazarte? — volvió a preguntar.


Tenía que tomar una maldita decisión, mi cuerpo tenía miedo de que me tocaran de nuevo, había perdido el sentido de mi existencia.

Mi cuerpo ya no era mío, era de cualquier persona, sin importar quién fuera, sentía miedo, pánico.

Y me sentía tan mal en ese instante que estaba peleando contra mi trauma más reciente, me habían abusado de una forma tan horrible y salvaje que era difícil permitir un simple abrazo, parecía imposible en verdad.

O dejar que el trauma me impida estar entre sus brazos... cuando mi madre había muerto y necesitaba un abrazo a gritos desesperados.

O dejar que sus brazos me borren todos los rastros del abuso que habían quedado marcados en mi cuerpo y me acompañen ante la peor noticia de toda mi vida.


¿Puedo?


Y agradecí que lo preguntara de nuevo, porque si él intentaba hacerlo sin preguntar, mi cuerpo iba a rechazarlo automáticamente, y al yo aceptar se enviaba una señal a mi tan lastimado ser, informando que necesitaba ese abrazo y que por favor no lo intente rechazar.

Asentí con mucho miedo, y tan rápido me rodeó con sus brazos, el llanto se apoderó de mi.


— ... No... ... No puede ser que ya no esté... ... Yo hice todo por ella... ... ¡Dime que no es verdad!... ... ¿Por qué no puedo despertar de esta pesadilla? ¡Dime que no es verdad!... dímelo... por favor...

La Mejor Actuación | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora