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A la mañana siguiente, me dijo que se iría como se lo pedí, me impresioné y sentí mucha paz de que realmente estaba respetando mi decisión, eso significaba que le importaba lo que yo sintiera, y me iba a dar mi espacio.


Quiero que llames a tus amigos y que estén contigo hoy, no me voy a ir a menos de tener la seguridad de que no estarás solo.


Estaba cuidando de mí. Y eso se sentía muy bien.

Frente a él, envié un mensaje a Will diciéndole que los necesitaba, a él y a Simón.

Entonces Michael caminó a la puerta, sus trabajadores o asistentes lo habían organizado todo en el cementerio por mí, y aun así él estaba respetando mi decisión de alejarse, después de ayudarme con todo, entendía lo que yo sentía.

Lo que él no sabía era que para mí, esa sería la última vez que lo iba a ver. Porque nunca tendría valor para contarle del abuso y porque nunca volvería a estar cerca de él o su padre me volvería a lastimar, o matar.


Tenía que huir.


Te veré pronto, cuando tú quieras verme, cuando estés listo.


Nunca iba a estarlo.

Le sonreí porque esa tenía que ser la última vez que me vería y que se quedará con mi sonrisa.

No sabía a donde ni cómo, pero me iba a ir.

Simón y Will estaban destrozados con la noticia, la conocían y habíamos crecido juntos, ella les tenía tanto cariño a ambos. Las horas pasaron como si estuviera saltándose, momentos entre tanta adrenalina y ahí estábamos los tres de pie frente a la lápida, me arrodille y dejé rosas flores blancas sobre la tumba sin contener el llanto y ambos se me acercaron abrazándome al mismo tiempo.


También tenía que despedirme de ellos, pasar un último momento a su lado.

Ni siquiera cómo iba a desaparecer, ni a donde iba a ir, no tenía mucho dinero.

Cuando llegamos a casa, el silencio se apoderó de todo, nadie decía nada, la tristeza reinaba y las miradas de compasión estaban puestas sobre mí.

Me puse de pie y busqué en las puertas inferiores de la alacena. Ahí estaban esas botellas guardadas, tenía el recuerdo, pero no pensaba encontrarlas.


David... no...— Para cuando Will intentó detenerme, la botella estaba casi vacía, bebí mucho de golpe, con un gesto de desagrado me senté en el sillón, sentí náuseas instantáneas y quería marearme, quería desplomarse y no sentir nada, pero no ocurría, me llenaba de rabia que no ocurría.


Me quitó la botella de las manos.

Me arrepentí de inmediato.


¿Qué podemos hacer por ti...?


No le respondí nada a Simón, que me miraba con mucha ansiedad y nervios.

Sentía muchas ganas de reírme, y reírme fuerte, a lo mejor era mi sistema diciéndome que lo hiciera antes de que fuera tarde y nunca más pudiera sentirme bien en mi vida.

La Mejor Actuación | Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora