En un giro inesperado del destino, un ferviente fan del anime se encuentra reencarnado en un mundo desconocido, donde la magia y la nobleza dominan la sociedad. Sin embargo, a diferencia de otras historias de reencarnación, este fanático se encuentr...
-¿Otra vez?- La voz de un hombre llego a mis oidos, ignorándola para conciliar el sueño. Acomodándome en mi cama que nunca fue tan comoda como hoy, sacándome una sonrisa al no esforzarme en encontrar una buena posición para dormir.
-Luego ire a la Uni.
-¿Serán mellizos?- De nuevo suena la voz, quizás había dejado la tele prendida, por lo que decidí escuchar un poco haber si estaba buena la peli, sin si quiera abrir los ojos. hasta que recordé algo.
-¡NO TENGO TELE Y VIVO SOLO!- La luz me cegaría, pero rápidamente me acostumbre a ella, viendo a mi costado que estaba en una especie de canasta, se escuchaba la hoguera.
-Mierda me secuestraron- Intentando moverme pero mi cuerpo no me respondía o si lo hacia era muy escaso. -Parece como si fuera aplastado por una warzone, no puedo moverme- haciendo un esfuerzo sobrehumano para si quiera darme la vuelta.
-Yuno, Asta.... y- Posando su vista en mi, pude darme la vuelta para estar mirando el techo, respirando agitado hubiera alzado mi puño como All Might pero estaba demasiado cansado.
-Como costo la puta madre, muy bien quien es mi... Espera, ¿acaso Dijo Yuno y Asta?- Buscando con la mirada, encontraría a Un viejo con bigote, vestido como si fuera un padre.
-¿padre Orfai?- El se sorprendería al haber visto mis movimientos, giraría la cabeza hacia un costado y yo lo seguiría fascinado.
-Con que asi se ven los personajes 2d como si fueras de su mundo, boaaa que buenos los gráficos- Ambos haríamos varios movimientos, ladeando la cabeza de un lado a otro.
-¿Tú quien eres pequeño?- Me pregunto sonriendo al ver la expresión de curiosidad junto a unas estrellas en mis ojos por la fascinación de verlo. Cargándome entre sus brazos, me levantaría.
-¡¿CÓMO MIERDA ESTA HACIENDO ESTO?! ¡DEBO PESAR COMO 75 KILOS!- Cuando estire mis manos a su rostro me quedo claro todo.
-¡SOY ROBIN O POR QUE VERGAS TENGO MANOS DE BEBE?- Alterándome por esto ultimo que fue el colmo para ponerme a llorar aunque no derramaba ninguna lagrima.
-Hey ya ya, no llores, pequeño...- Buscando mi nombre en la ropa como lo debería tener anotado al igual que los otros bebes que me acompañan. -Tú no tienes nombre- Poniéndome devuelta en la cesta, yo solo estaba asustado.
-Realmente soy un bebe y este es el padre Orfai si mal no me equivoco- pensando en un millón de cosas en pocos segundos. -Tendremos que ponerte un nombre- Atrayendo mi atención dejando de estar autosaboteandome con más pensamientos de lo que podria soportar un bebe de pocos días de nacido.
-Tu nombre será Yoriichi- una cara de póker se formo en mi rostro.
-No me quejo, Yoriichi Tsugikuni, el creador de la respiración solar.
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