Moon Knight V

Una fractura de pie (STEVEN)

Prólogo: Steven tiene un accidente en el trabajo donde se fractura el pie mientras tu no estás, y cuando vuelves lo único que quieres es pasar tiempo contigo.

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Steven mientras estaba trabajando en el museo tuvo un accidente y se fracturó el pie, por lo que no podía ir a trabajar y debía quedarse en casa. Tu por otro lado, el día que Steven se fracturó el pie no estabas en la ciudad, ni siquiera estabas en el país ya que habías viajado por un tema de trabajo, y ni bien te enteraste hiciste todo lo posible por volver.

En ese momento Steven estaba sentado en el sillón de su departamento viendo televisión con una manta de peces y pirámides que le obsequiaste para su cumpleaños encima y con su pie en alto sobre la mesita de café, cuando el sonido de la llave en la puerta captó su atención.

Unos segundos más tarde entraste tu con tu maleta, y una gran sonrisa se formó en su rostro al verte.

–¡Querida volviste!

–¡Steven! Pues claro que volví, no iba a dejarte solo. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?–Le preguntaste preocupada yendo a sentarte a su lado en el sillón con tu cuerpo en dirección a él y tomaste su mano en las tuyas viéndole afligida.

–Ahora que estás aquí me siento mucho mejor.–Te dijo viéndote con una sonrisa boba.

–Me tenías preocupada, cuando me dijiste que te fracturaste el pie en el trabajo me asusté mucho y no podía conseguir un vuelo de vuelta a Londres.–Le dijiste aún con el nerviosismo notándose tanto en tu expresión como en tu voz, mientras que Steven solo te observaba con una sonrisa.–¿Estás seguro de que te sientes bien? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que vaya a comprar alguna medicina?

–Estoy bien querida, te lo prometo. Y no te preocupes por la medicina que ya en el hospital me dieron todo lo que necesitaba.–Te aseguró acariciando tu mano provocando que soltaras un suspiro más aliviada.–Sólo... ¿te puedes quedar aquí conmigo? ¿Por favor? Es que te extrañé mucho...

–Por supuesto que si, y no te preocupes que pedí un par de días libres para quedarme contigo.–Le dijiste sentándote a su lado y dejando su cabeza en tu hombro mientras le abrazabas y jugabas con su cabello, y tú otra mano estaba tomada de las suyas.–Debes tener más cuidado, ¿si?

–Lo prometo.–Respondió con una gran sonrisa cerrando los ojos.

Ambos se quedaron así unos momentos mientras jugabas con su cabello, y Steven mantenía los ojos cerrados acariciando tu mano y disfrutando de tu compañía hasta que él mismo interrumpió el momento.

–Querida debes estar cansada, deberías ir a cambiarte y ponerte una ropa más cómoda.–Te dijo levantando la cabeza para verte.

–Si, pero ven conmigo, vamos a la habitación y nos quedamos ahí luego.–Le dijiste poniéndote de pie y ayudándole a pararse.

Steven tomó su bastón y le ayudaste a llegar hasta la cama donde acomodaste su pie en alto sobre unas almohadas, y luego lo arropaste con las frazadas mientras él te veía maravillado y con un brillo en sus ojos.

–¿Necesitas que te traiga algo? ¿Tienes hambre? ¿Sed? ¿Quieres algún libro?–Le preguntaste sentándote en el borde a su lado para verle a la cara.–¿Quieres que haga algo?

–Quédate aquí conmigo, te quiero a ti.–Dijo tomando tú mano para llevarla a su corazón.

Una pequeña sonrisa se formó en tu rostro y te acercaste para besarlo con ternura.

–Deja me cambio de ropa y ya vuelvo, ¿si? Dame unos minutos y soy toda tuya.–Le dijiste antes de besar su nariz para luego ir a buscar algo más cómodo mientras Steven te observaba sin poder dejar de sonreír.