Poemas de amor (STEVEN)

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Prólogo: Steven y tu se conocen en tu librería, y tiempo después te confiesa su amor leyéndote un poema.

DowBaStan

Desde hacía bastante tiempo ya que tenías una especia de librería-cafetería donde mientras leías libros podías disfrutar de alguna bebida caliente, algo para comer, etc.

Steven había descubierto aquel lugar no hace mucho y ya era cosa de casi todos los días que tuviera tiempo libre o no tuviera que ir a trabajar que fuera a leer mientras bebía té.

Honestamente ya habías notado al hombre que parecía estar nervioso la mitad del tiempo y que se la pasaba entre las secciones de poesía e historia, sobre todo porque se te había hecho atractivo sin embargo no habías intercambiado más palabras que "Hola" y "Hasta luego", aunque debías admitir que en más de alguna ocasión le habías atrapado observándote solo para que después se escondiera tras su libro, o tu te habías sorprendido a ti misma viéndole leer y disfrutar de su usual té con algún postre o algo.

Aquel día no era distinto y Steven llegó al lugar donde abrió la puerta y sonó la campanita captando tu atención en recepción frente a la tienda. Y como era usual se saludaron y ya luego Steven fue a la sección de poesía mientras tu disfrutabas de un libro de esos también.

Steven comenzó a buscar por las estanterías el libro específico que quería leer de Victor Hugo, sin embargo no podía encontrarlo, hasta que dirigió la vista hacia la recepción y te vio a ti leyéndolo mientras disfrutabas de una taza de té/café.

Tragó saliva nervioso e inhaló profundamente reuniendo el valor que necesitaba para poder acercarse y hablarte, y caminó hacia la recepción donde estabas tú tras el mostrador.

–Ho-hola... buenas tardes...–Te saludó jugando nervioso con sus manos.

–Oh, hola.–Le saludaste con una sonrisa levantando la vista hacia él.

–Lamento interrumpir tu lectura, enserio no quiero molestar pero... amm... ¿m-me preguntaba si quizás tenías una copia del libro que estás leyendo?–Te preguntó con una sonrisita señalando al libro en el mesón.

–No... lo siento... pero si quieres te lo puedo prestar, no tengo problema.–Le dijiste con una sonrisa cerrándolo y extendiéndolo hacia él.

–Oh por favor no, no es necesario yo puedo buscar otro—

–Tranquilo, lo puedo leer todos los días.–Insististe con una sonrisa.

Steven realmente no sabía de dónde salió la idea ni el valor para preguntar, pero simplemente no pudo detener las palabras que salieron de su boca.

–¿Y-y qué tal si lo leemos juntos? Digo... s-si no te molesta, claro.

–Me encantaría...–Dijiste con una gran sonrisa antes de extender tu mano hacia él.–Soy T/N.

–Steven... con V.–Respondió con una sonrisita embobado y estrechando tu mano.

–Es un gusto conocerte, Steven con V.–Le saludaste con una risita.

A partir de ese momento ambos se comenzaron a hacer mucho más cercanos, incluso amigos hasta el punto de intercambiar sus números de teléfono y verse en los días que no abrías la librería. A veces ibas al museo y él te daba recorridos, o iban a caminar al parque, él iba a la librería, etc.

También mientras más tiempo pasaban juntos, más iban ganando sentimientos por el otro sin embargo no se animaban aún para confesarlo por miedo al rechazo.

Aquel día invitaste a Steven por la noche para que hicieran una especia de picnic dentro de la librería y cenaran después de ambos trabajar leyendo un libro.

Steven y tu estaban sentados en el suelo entre las estanterías sobre una manta con cojines mientras leían.

Finalmente había decidido que ese era el día en que te confesaría lo que sentía, y por lo mismo escogió el mismo libro de poemas que leyeron juntos la primera vez que realmente hablaron.

–¿Querida?

–¿Mm?–Respondiste levantando la vista hacia él con una sonrisa.

–Necesito... n-necesito decirte algo, pero no sabía cómo hacerlo así que se me ocurrió que podría leerte mi poema favorito... e-el que me recuerda a ti.–Te dijo con una sonrisita boba señalando al libro en sus manos.

–Oh... Okey.–Dijiste sin dejar de sonreír marcando tu libro y dejándolo a un lado.

–Bien...

Steven aclaró su garganta acomodándose en su lugar, mientras tú te volteabas hacia él viéndole con una sonrisa y apoyándote en la estantería para estar más cómoda.

–Cuando por fin se encuentran dos almas,
Que durante tanto tiempo se han buscado una a otra entre el gentío,
Cuando advierten que son parejas,
Que se comprenden y corresponden,
En una palabra, que son semejantes,
surge entonces para siempre una unión vehemente y pura como ellas mismas,
una unión que comienza en la tierra y perdura en el cielo.
Esa unión es amor,
amor auténtico, como en verdad muy pocos hombres pueden concebir,
amor que es una religión,
Que deifica al ser amado cuya vida emana
Del fervor y de la pasión y para el que los sacrificios
Más grandes son los gozos más dulces.

Mientras Steven leía, tu le observabas atentamente expresarse a través del poema en el libro que sostenía en sus manos, y de pronto sentiste como si todo hubiese desaparecido y fuesen solo ustedes dos y nada más.

Nada más importaba en ese momento que lo que estaba sucediendo entre las estanterías y libros de tu librería en la noche.

Cuando terminó de leer, Steven cerró el libro y se quedó en silencio unos segundos pensando antes de levantar la vista hacia ti para verte con una sonrisa sincera y brillo en sus ojos.

–Te leí este poema porque... porque describe como me siento por ti, y también lo que me haces sentir. No hubiese podido describirlo de mejor forma y enserio quería que supieras cuánto me importas y lo mucho que te amo.–Te dijo viéndote a la cara sin tropezar en sus palabras y con una tranquilidad y sinceridad que jamás habías visto.

Una sonrisa aún más grande se formó en tu rostro y dejaste una mano en su mejilla para acariciarla con ternura antes de acercarte y besarlo suavemente.

Steven soltó un suspiro y te besó de vuelta dejando su mano también en tu mejilla y disfrutando del momento.

En un momento se alejaron dejando sus frentes juntas y sin poder dejar de sonreír.

–Yo también te amo Steven Grant, fue la declaración más hermosa que jamás me han hecho.–Le dijiste alejándote un poco para verle a los ojos.

–Me alegra que te haya gustado... quizás... ¿te gustaría ir a una cita conmigo?–Te preguntó viéndote con esperanza y emoción.

–Me encantaría...–Le dijiste antes de besarlo nuevamente y sin dejar de sonreír contra su boca, al igual que él contra la tuya.

Moon Knight VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora