Cap 50: El Calor de Estar entre tus Brazos

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Cuando amas alguien, no lo abandonas ni en sus peores momentos.

Lentamente voy saliendo de los brazos de Bayron para irme al jardín, ya es de noche por lo que todos están dormidos. Camino con pasos sigiloso hasta llegar al patio trasero. El fuerte viento golpea mi rostro ya estando completamente fuera, doy una grande bocada de aire antes de sacar el móvil del bolsillo de mi pijama.

Mis padres me habían dicho que cuando llegara a casa de los abuelos les avisará, pero desafortunadamente se me fue el tiempo y no pude hacerlo. Además de que me ví obligada ha dormir una siesta por el dolor de cabeza que sentía. Después de cuarto tono la voz de mi madre empieza a escucharse.

__Hola mi amor, pensé que no me ibas a llamarme nunca --le escucho sonreír __Y dime, ¿ya se han instalados Bayron y tú?

Suspiro profundo evitando que las lágrimas decoren mis mejillas otra vez.

__Sí, hace ya tres horas

Mi voz comienza a escuchar tristemente causándole preocupación, ya que en un tono angustiado la empiezo a escuchar decir.

__¿Qué sucede? ¿Por qué te escuchas así? ¿Algo pasó de camino a Fresno?

Camino a los bancos y me siento, subo mis rodillas y las acomodo lo suficiente, luego las envuelvo con mis brazos intentando aplacar el frío de esta madrugada.

__¡Por favor Mel responde! --le oigo gritar desesperada

__He estado pensando un poco --informo tratando de no sonar tan decaída __Estuve pensando en todo lo que tuvieron que pasar mi padre y usted cuando vivíamos en este lugar

Un suspiro intenso escucho a través del aparato como si estuviera más calmada, luego la melodía de su voz se hace presente.

__Se supone que has ido allá ha disfrutar este fin de semana junto a tus abuelos, no a estar torturando tu mente con esos feos recuerdos

La brisa sigue azotando mi piel haciendo que recuerde que no estoy abrigada, tiemblo por el inmenso frío que hace y por los tristes pensamientos que vuelven a transitar en mi cabeza.

__¡Lo siento, mamá! --digo en susurro __Siento mucho no haber sido una buena hija, siento haberte hecho pasar tanto sufrimiento, por haberte hecho daño cuando no lo merecías, lamento mucho hecho hacerte dormir con miedo, con angustia, con ansiedad, dolor, malestar, y sobre todo, lamento que hayas creído durante tantos años que eres una mala madre, cuando en realidad no es así, lamento que te hayas echado la culpa de lo que ocurrió

Limpio las gotas de agua con mis manos mientras no paro de gemir.

__Tú no eres una mala madre, yo si soy una pésima hija, una hija que desde que nació te causó molestias, una hija que no solo lastima su propia vida, sino también la tuya. Disculpa por no decirte a menudo lo mucho que te amo, por no hacerte sentir querida, sé que viviste un infierno por culpa mía, también sé los días difíciles que pasaste pensando en que en cualquier momento podría tomar cualquier objeto y volver a atentar con mi vida. Te pido perdón por los larguísimo años que viviste con dudas, con preguntas, con angustia, pero hoy te confieso que nunca has sido responsable de lo que me ha pasado, de los daños que viví. Mamá

Suspiro cerrado los ojos por un instante, llenando mis pulmones de oxígeno.

__Tu no eres culpable de que te tocara un hija inestable, una hija insegura, una hija rota, una hija incompleta, una hija dañada

Su voz frágil y muy destruida me detiene a la ahora de decir.

__¡Ya basta! --grita en un susurro con la voz entrecortada__Yo no te permití ir a Fresno para que viejos recuerdos volvieran a revivir, haciéndote sentir mal

Bajo las garras de mí acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora