Cap 59: Nuestra historia

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La tristeza es una de las vibraciones que prueban que estamos vivos.
Antoine de Saint-Exupéry

Ha pasado una semana y por fin puedo salir del hospital con el permiso del Doctor, este está aquí revisando todo antes de dejarme salir finalmente, Hanna está mi lado con una sonrisa de oreja a oreja pues se ofreció acompañarme en está travesía, en está semana que a pasado e tratado de asimilar todo lo me a ocurrido y la verdad es que todavía no me creo haber estado en coma, pero algo si pude comprender perfectamente y es que según lo que me a dejado dicho la abuela, en el más allá me han brindado una segunda oportunidad, y aún que no se sí podré aprovecharla correctamente, estoy pensando hacer mi mayor esfuerzo viviendo cada minuto al máximo.

Es desagradable y muy triste tener que decir pero aún sigo teniendo la enfermera dentro de mí, en cambio, con el Doctor y la familia que me a tocado se que podré superar este obstáculo, además de que las sabías palabras del Doctor han sabido mantenerme tranquila. Él me ha dicho que el absceso que tengo es benigno y se puede operar sin ninguna dificultad. Se podría decir que eso es lo mejor que me han dicho desde que descubrí esto.

Además de que, mis amigos también han sabido devolverme la paz y alegría, pues Amanda e Isabella se encuentran en el estacionamiento esperando por mí. Un tanto impaciente le pregunto al Doctor.

-¿Está todo bien? --él me observa con una mirada de cansancio y vuelvo a repetir -Usted y yo sabemos que está hastiado de que le haga las mismas preguntas siempre, pero es que quiero irme ya

Él me permite escuchar un suspiro y termina de desconectar todos los aparatos que estaban pegados a mí para luego enfrentarme.

-Que no sé te olvide lo que quedamos

Con un largo suspiro le respondo.

-Tranquilo, prometo portarme bien

El Doctor Genovés sólo me mira y señala la puerta indicando que ya puedo salir, la alegría llena mi alma empujando a mis pies a caminar lejos de allí. Después de salir del hospital me encuentro dentro del auto de Amanda, quien no deja de abrazarme y besar mis mejillas de manera eufórica.

-Ya deja de ensuciar mi rostro de saliva --me quejo un poco cansada de tantos besos

-¡Dios! --empieza a decir ella bastante emocionada -No sabes lo feliz que me hace verte bien nuevamente, realmente es impresionante lo rápido que puede cambiar todo

Me dejo contagiar de su felicidad mientras la suave brisa golpea mi demacrado rostro, es reconfortante volver a sentir el viento en cada espacio de mi piel, es tan emocionante como se puede extrañar estas pequeñas cosas, las cuales no le ponía mucho interés, ni siquiera recuerdo desde cuando era tan agradable mirar por la ventanilla y ver los otros autos pasan en tanto el olor a flora va entrando en mis fosas nasales, hoy me doy cuenta de que extrañaba el escándaloso ruido de la ciudad, los quejidos de las personas y los rostros tristes y alegres de algunos conocidos.

No puedo evitar sentirme un poco aliviada al saber que iré a ver a Bayron, podré dormir tranquila sabiendo que todo ha estado bien con él, miro a Isabella conducir tan relajada que hace que me sienta en confianza como para dormir un poco. Así que, no pongo mucha resistencia y cierro los ojos lentamente dejándome convencer por las suave brisa que acaricia mi rostro.

Me trmino de recostar sobre Hanna quien enseguida empieza acariciar mi hombros, me siento muy seguro por lo que puedo descansar tranquila y puedo por un breve momento dejar de luchar contra la corriente, que quiere arrastrarme a todo prisa. Llevándose así los escasos recuerdos que tengo junto a mis seres queridos.

Bajo las garras de mí acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora