Los amigos de Álvaro estaban allí solo para tomar como si ese fuera el último día de sus vidas. Hacía mucho rato que la situación se había hecho insoportable. Úrsula estaba aburrida y cansada. Ninguno de los hombres tenía las menores ganas de bailar o hacer otra cosa que estar allí, sentados y poniéndose cada vez más y más borrachos.
No era la única que se sentía así. El descontento era general: el resto de novias también quería irse.
Úrsula pensó en sugerírselo, pero luego pensó que sería un desperdicio de tiempo. Álvaro no cedería a ninguna de sus propuestas: le importaba muy poco que su novia no estuviera cómoda. Luego, pensó que podría invitar a alguno de sus amigos —cualquiera menos López— para llamar su atención, pero se lo pensó mejor e inmediatamente decidió que no. También podría irse y dejarlo allí, disfrutando con sus amigos, pero eso lo pondría de muy mal humor los días siguientes y no tenía ganas de lidiar con eso.
Cruzada de brazos y piernas, lamentó su suerte. Dios la había abandonado. No había nada en lo que entretenerse y no se llevaba con ninguna novia como para atreverse a entablar una conversación que evitara que se muriera de aburrimiento. Tampoco vio una cara conocida entre los asistentes al evento y mucho menos alguien la reconoció y la invitó a dejar de ser una estatua entre un escuadrón de hombres borrachos y mujeres aburridas.
Nunca pensó que se alegraría tanto de verla.
Levantó la mirada y su inconfundible figura fue advertida por sus ojos. Estaba, supuso Úrsula, reunida con sus amigos. Le sorprendió mucho verla allí porque jamás imaginó que Diana podría hacer cosas de un joven adulto normal, sin embargo, estaba agradecida. Su cerebro trabajó a toda velocidad. Pensaba en una manera de entretenerse con ella, de molestarla.
¿Cómo podría hacer que Diana pusiera su atención en ella?
Diana estaba hablando con otra chica. Se reía de algo que la otra decía. Estaba feliz y eso irritó a Úrsula. Le producía una extrañísima desazón verla tan contenta. La miró fijamente, con la esperanza de que la intensidad de su mirada le advirtiera de su presencia. No lo hizo y Úrsula pensó que lo notaría si no estuviera tan concentrada en su cita.
No tenía ninguna duda de que era su cita.
Hervía de rabia en su lugar. Ya no le importaban ni su novio, ni sus amigos ni las novias que querían sobrellevar el momento sugiriendo que se tomen fotos en grupo. Todo su ser estaba en Diana.
La chica desconocida tiró de Diana hacía adelante y se perdieron por un largo tiempo. Fueron a bailar y estaban cubiertas por la muchedumbre, así que Úrsula no pudo verlas. Eso no la hizo sentir mejor. ¿Cómo se atrevía a ser feliz frente a sus narices? ¿No le había advertido que conociera su lugar?
Sus miradas se encuentran al regreso porque estaban tan aturdidas por la música que confundieron los caminos. Diana se detuvo en seco cuando distinguió a Úrsula y luego echó una rápida mirada a la mesa. No le costó reconocer a su novio.
—No es por acá —le dijo a Ángela, asiéndola del brazo en la dirección contraria. Agradeció a Dios que Úrsula no hiciera otra cosa que mirarla con desagrado. No había esperado cruzársela y ese breve encuentro podría estar opacando el recuerdo de una noche en la que jamás imaginó que se divertiría tanto.
—Perdona, es qué... Ay, no sé. Me da vueltas la cabeza.
—¿Quieres descansar?
Sortearon con éxito a la gente que se cruzaba en su camino. Diana se encargó de empujar hasta el fondo de su mente a Úrsula. No iba a permitir que arruinara su noche.
—Sí, por favor. ¡Me están matando los tacones!
—Podemos cambiar de zapatos. —No habría sugerido una cosa como esa en cualquier otra circunstancia en la que no hubiera bebido una cantidad increíble de cocteles y tragos. Pero estaba un poco borracha y le gustaba la compañía, así que le pareció una descortesía ignorar sus pesares.
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La estrella y la luna | GL
Fiksi RemajaDespués de terminar una intensa relación de tres años, Diana Beltrán elige integrarse al equipo femenino de vóley de su universidad. Todo va de maravilla hasta que la convivencia con Úrsula Cano, una de sus compañeras de equipo, se hace insoportable...